Y LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO
Dentro de un proceso que podría
denominarse, de gradual desestructuración cultural y humana de la institución
matrimonial, no debe ser minusvalorada la difusión de cierta ideología de
«gender». Ser hombre o mujer no estaría determinado fundamentalmente por el
sexo, sino por la cultura.
Con ello se atacan las mismas bases de
la familia y de las relaciones inter-personales. Es preciso hacer algunas
consideraciones al respecto, debido a la importancia de tal ideología en la
cultura contemporánea, y su influjo en el fenómeno de las uniones de hecho.
En la dinámica integrativa de la
personalidad humana un factor muy importante es el de la identidad. La persona
adquiere progresivamente durante la infancia y la adolescencia conciencia de
ser «sí mismo», adquiere conciencia de su identidad. Esta conciencia de la
propia identidad se integra en un proceso de reconocimiento del propio ser y,
consiguientemente, de la dimensión sexual del propio ser. Es por tanto
conciencia de identidad y diferencia.
Los expertos suelen distinguir entre
identidad sexual (es decir, conciencia de identidad psico-biológica del propio
sexo, y de diferencia respecto al otro sexo) e identidad genérica (es decir,
conciencia de identidad psicosocial y cultural del papel que las personas de un
determinado sexo desempeñan en la sociedad).
A partir de la década 1960-1970, ciertas
teorías (que hoy suelen ser calificadas por los expertos como «construccionistas»),
sostienen no sólo que la identidad genérica sexual «gender» sea el producto de
una interacción entre la comunidad y el individuo, sino incluso que dicha
identidad genérica sería independiente de la identidad sexual personal, es
decir, que los géneros masculino y femenino de la sociedad serían el producto
exclusivo de factores sociales, sin relación con verdad ninguna de la dimensión
sexual de la persona.
De este modo, cualquier actitud sexual
resultaría justificable, incluida la homosexualidad, y es la sociedad la que
debería cambiar para incluir, junto al masculino y el femenino, otros géneros,
en el modo de configurar la vida social. La ideología de «gender» ha encontrado
en la antropología individualista del neo-liberalismo radical un ambiente favorable.
La reivindicación de un estatuto similar, tanto para el matrimonio como para
las uniones de hecho (incluso homosexuales) suele hoy día tratar de justificarse
en base a categorías y términos procedentes de la ideología de «gender».
Así existe una cierta
tendencia a designar como «familia» todo tipo de uniones consensuales,
ignorando de este modo la natural inclinación de la libertad humana a la
donación recíproca, y sus características esenciales, que son la base de ese
bien común de la humanidad que es la institución matrimonial. (Familia,
matrimonio y “uniones de hecho”, Ciudad del Vaticano, 26 de julio de 2000)
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