¿QUÉ
EXACTAMENTE ES?
El problema de la verdad puede ser
considerado desde tres puntos de vista: filosófico, teológico y moral. Los filósofos
definen la verdad como la conformidad de la idea con el objeto representado por
ella. Los teólogos consideran la verdad, especialmente en orden a Dios y, del conocimiento que podemos tener de las cosas divinas. La moral
estudia la verdad en relación a la vida y a la conducta que deben observarse en
cada circunstancia. El fundamento de la verdad suprema es Dios.
El primer deber elemental del hombre
honrado es estar constantemente abierto a la verdad. Esto requiere plena
disponibilidad y docilidad para favorecer sus exigencias. (circunstancias
difíciles, sacrificios, valentía ante fraudes y engaños).
Honrar la verdad es una
invitación para servir de ejemplo luminoso en todos los sectores de la vida
individual, familiar, profesional y social. Solo honra la verdad quien posee valor,
firmeza y fuerte convicción de su recta conciencia.
Decir la verdad es virtud de la
veracidad. La palabra está destinada a unir y no a dividir los ánimos, porque
según Pascal, la verdad fuera de la caridad ya no es de Dios. Precisamente por
el imperativo del amor, no siempre se puede decir toda la verdad o puede
diferirse, porque la verdad siempre debe ser edificadora y no destructiva.
¿Cuándo se puede callar o diferir la
manifestación de la verdad? Cuando un enfermo, por ejemplo, con motivo de su
fuerte impresionabilidad, pudiera sufrir reacciones de desesperación y de
rebelión frente a la manifestación dolorosa realidad: luego, es más prudente dejarlo
tranquilo y callar o diferir la verdad..
Solamente realizando la verdad en
nuestra vida, en pensamientos, palabras y obras, seremos hijos de la luz. El
que obra la verdad viene a la luz (Jn 3,21). Al contrario, quien piensa contra
la verdad, pierde poco a poco la lucidez y limpieza de la conciencia,
haciéndose insensible a la escucha de los valores más altos de honradez y
probada estatura moral.
No llegando a la verdad se llega a ser
insincero consigo mismo primero, y con los demás, después. El demonio está
efectivamente fuera de la verdad porque es “mentiroso y padre de la mentira” (Rom. 1, 25). Es,
desgraciadamente lo que sucede hoy cuando, como dice el Vaticano II: “El hombre
se cuida poco de buscar la verdad y el bien” y “la conciencia se vuelve casi
ciega a consecuencia de la costumbre del pecado” (GS 16).
Nota: Hace casi 2.000 años, la Verdad fue sometida a juicio y juzgada por gente que era adicta a
las mentiras.
De hecho, la Verdad enfrentó 6 juicios en menos de 1 día completo, 3 de
los cuales fueron religiosos, y 3 fueron legales. Al final, pocas personas
implicadas en esos acontecimientos podían responder a la pregunta, ¿Qué
es la verdad?. Hoy, ¿conocemos qué es la Verdad?
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