sábado, 22 de noviembre de 2014

¡PERSONA!

¿QUÉ HA SIDO DE TI?

Transcribo – por considerarlo de vital importancia lo que dice Xosé Manuel Domínguez, en el libro “Revolución Personalista y Comunitaria en Mounier”, p. 21 y 22: Una y otra vez contemplamos, quizá impresionados, siempre con tristeza, la desgracia ajena en diarios y televisión: inundaciones, terremotos, inmigrantes desarrapados, éxodos masivos por culpa de la guerra (…) En cuanto vemos estas imágenes, y antes de que las noticias de fútbol o del tiempo borre su impresión, surge con fuerza sentimientos de compasión.

Sin embargo, muchos no se dan por aludido y nada hacen más allá del mero sentimiento como reacción personal ante la desgracia ajena. Prefieren creer ¡cómoda creencia! que es el Estado quien debe ocuparse de esos problemas. Y también buscan culpables, como suele ser Dios; otros, más “concienzudos”, llegan incluso a entregar alguna monedita, por única vez, porque su sentimentalismo no da para más.

Es que “las cosas ko son así noma loo” o, “queiko lo que vamo hacer”… y de este fatalismo tan posmoderno y vergonzante, se justifica el corazón cobarde, el de manos flojas (jopý), el que no se atreve a llegar a ser lo quien está llamado a ser: Solidario.

Así razona, por mortecina comodidad y por adorarse a sí, quien prefiere no mirar el rostro que sufre desgracia….es ciego respecto del rostro del otro…las únicas gracias y desgracias son las suyas. Entonces, el sujeto es un mero individuo. El Personalismo Comunitario de Mounier y otros personalistas hacen distinción entre individuo y persona. (p. 22)

Mientras que el Individuo es fruto de doble movimiento de dispersión en lo exterior y de repliegue en lo interior, la persona responde al doble dinamismo de apertura y donación exterior, y de unificación interior (…)

Llama Mounier  individuo “a la dispersión de la persona en la superficie de su vida y en la complacencia de perderse en ella”, esto es, dispersión, disolución de la persona en la materia, en la acción, en los personajes que representa.

¿En qué modo se dispersa la persona?. Haciendo del fútbol, de la televisión, de las redes sociales, de las modas, de la continua diversión mojada en alcohol, el principal argumento vital. De esta manera, la persona se pierde en lo múltiple e impersonal, en lo que todos dicen, hacen o quieren.

Es el individuo un hombre anónimo, sin vocación, sin sentido, sin horizonte, sin familia, sin vínculos personales. Se repliega sobre sí, narcisista. “Un hombre abstracto, sin ataduras ni comunidades naturales, gurú-dios soberano en el corazón de una libertad sin dirección ni medida, que desde el primer momento vuelve hacia los otros la desconfianza, el cálculo y la reivindicación: Es la de poseer, y, por tanto, la de reivindicar, acaparar. En las cosas pone su seguridad. 

¿Cuál es la actitud básica del individuo? Consume más allá de lo necesario, lo superfluo. Justifica y racionaliza todo consumo: “No es mi problema la pobreza de los demás. Yo no soy culpable. Consumo porque me lo puedo permitir, para eso gano plata”. En las cosas busca su seguridad, caja de seguridad, puertas blindadas, rejas y murallas hasta las nubes, e incluso, “sexo seguro”. Persona... ¿Qué ha sido de tí?... ¿Qué vida es esta? 

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