miércoles, 5 de noviembre de 2014

CONCIENCIA…

¿PSICOLÓGICA  -   MORAL...  O  INCONSCIENCIA?


La conciencia tiene dos sentidos – dicen los que saben -: una psicológica y otra moral. La conciencia psicológica es el conocimiento reflejo, es decir, el conocimiento de uno mismo o autoconciencia. La conciencia moral, en cambio, es la capacidad de juzgar la conciencia humana desde un criterio ético o moral.

De lo dicho se desprende que la razón actúa como conciencia cuando juzga sobre el bien o el mal. No el bien o mal técnico (habilidad en manipulación de computadoras o destreza en el manejo del piano), sino en el bien o mal que afecta a la persona superficial o profundamente.

Así las cosas, “tunearse” el cuerpo, afecta exteriormente al cuerpo.  Calumniar, dañar o mentir afectan profundamente el interior de la persona. Por tanto, la con ciencia no es una imposición externa de leyes y reglamentos, ni del imaginario colectivo, ni de los amigos o parientes. La única cosa que no se rige por el dogma de la “mayoría” es la propia conciencia.

Dice José R. Ayllón “Introducción a la Ética”, p. 139: “La conciencia es una brújula para el bien y un freno para el mal (…) la historia revela que ese sexto sentido del bien y del mal, de lo justo y de lo injusto, se encuentra en todos los individuos y en todas las sociedades… porque todo individuo, desde niño, es capaz de protestar o decir ¡no hay derecho!.

La conciencia es un juicio de la razón, no una decisión de la voluntad. Por eso, la conciencia puede funcionar bien y, sin embargo, el hombre puede obrar mal. Con otras palabras: la conciencia es condición necesaria, pero no suficiente, del recto obrar.”
Nietzsche piensa que sin conciencia no habría sentimiento de culpa, y sin sentimiento de culpa viviríamos felices.

La conciencia es una pieza insustituible de la personalidad humana. No es correcto concebir como un código de conducta impuesto por padres y educadores….en cierta medida, la conciencia es fruto de la educación familiar y escolar, pro sus raíces son más profundas: está grabada en el corazón humano. (p. 140).

Considerando el desmedido afán de lucro que gobierna nuestra sociedad, aunque cacarea haber estimulado notablemente el progreso material, también ha provocado considerables sufrimientos a los más débiles: los contratos basura, la corrupción, la especulación, etc., hinca la pregunta: ¿Qué tipo de conciencia tienen nuestros quienes fungen de representantes? ¿Tienen conciencia quienes hambrean al compatriota y pisotean su dignidad?

Nuestra historia de 25 años de democracia en tránsito continúa fuerte y saludable el proceso deformado y tramposo de los sistemas electorales; de la lista sábana; de la narcopolítica, de escandalosos robos y demás “perlas” harta conocidas. Ahora la estética sustituye a la ética. Como dice Joaquín Sabina, "al deseo los frenos le sientan fatal. ¿Qué voy a hacerle yo, si me gusta el güisqui sin soda, el sexo sin boda, las penas con pan...?"

Remontar la consigna: La Paraguay jaipotava… ñandé mante ja japota, debe ser nuestra espada que corte la cabeza del gran dragón que devora a nuestro país. ¡Hagámoslo YA!

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