martes, 25 de noviembre de 2014

EL FEMINISMO QUE FUE CONTRA LAS MUJERES

PUBLICADO POR GEMA LENDOIRO  (17.10.13)

Para reflexionar sin trasnochado fanatismo: (…) Creo que el verdadero feminismo es aquél que lucha porque hombres y mujeres tengan idénticos derechos y oportunidades. Y ese fue el espíritu del primer feminismo en España abanderado, por Clara Campoamor o Victoria Kent.

Ahora bien, el que resurgió con fuerza en los años sesenta, el de las feministas de fuera el sujetador, el que propugnó que hombres y mujeres éramos idénticos se equivocaron de lleno. Porque sencillamente no es cierto. Y de eso te das cuenta, por ejemplo, cuando te sientes la peor mujer del mundo porque tienes que volver a trabajar con un bebé de 16 semanas al que, en el mejor de los casos, lo dejarás con una abuela.
Y en el peor, en una guardería (…)

Si una sociedad promulga eso; que la madre se reprima sus lágrimas al dejar al bebé en la guarde porque” va a estar genial atendido”, si una sociedad, impulsada por un feminismo erróneo, va buscando igualdad a base de ir contra las propias mujeres, entonces estamos haciendo el canelo. Y yendo hacia atrás.

El instinto más potente que tiene cualquier ser vivo sobre la tierra es el de la supervivencia. De manera que una humana criada en la selva sabría perfectamente qué hacer con su bebé si lo pariera sola. Sabría cuidarlo y amamantarlo. Es lo natural. Pues bien, si lo natural es eso, ¿por qué ir contra ello? ¿Acaso no es motivo de orgullo ser el sexo que alberga la vida, la pare y la nutre con nuestra leche? ¿Es eso digno de orgullo o es digno de vergüenza? 

¿Qué avance está consiguiendo una sociedad que hace creer a una mujer que querer quedarse en casa con su cría es de marujas, de mujeres anticuadas, de mujeres que no saben hacer otra cosa? Porque ese mensaje lleva calando décadas y parece que es actualmente el más estable. Algunas mujeres, de forma tímida, se están empezando a rebelar y comienzan a decir que eso no es así. Y es que no es así…..

Nos contaron que éramos iguales y se equivocaron. Nos sacaron de la cueva donde manteníamos el fuego pero no nos explicaron qué hacer mientras para que ése no se apagase. Lo dejaron todo a medias. Y las consecuencias más inmediatas son sociedades hambrientas de calor materno, niños arrullados en sus primeros meses por mujeres que, a su vez, han dejado a sus hijos a miles de kilómetros. Y esto lo propicia nuestra sociedad. Y la llamamos avanzada. Está claro que algo no está funcionando.

Me gustaría que fuésemos cada vez más conscientes de que ser madre no es incompatible con ser profesional. (….) Lo que sí es incompatible con ser madre es ser un hombre.  El feminismo sacó a las mujeres de las casas, de los hogares y ahora esas mujeres, muchas, están perdidas porque sienten que van en contra de sí mismas. Y muchas no lo expresan porque temen no ser comprendidas…. 

Esa es la última parte de la revolución feminista que queda por hacer. Miro con envidia países nórdicos donde se da por hecho que la mujer, cuando pare, hace un paréntesis para criar. Y a nadie le parece eso ningún atraso. Las feministas no parecen haber conectado con su feminidad. Pero la natural, no la de pintarse las uñas. Necesitamos una sociedad más comprometida con la  maternidad porque  en ella está el origen de los nuevos miembros de la comunidad. ¿Qué más agregar?. 

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