¡ORGANISMO
EDUCATIVO VIVIENTE? (II)
Concluíamos
el anterior artículo diciendo que la escuela debería ser una sociedad educativa
de cooperación, un noviciado práctico y completo de la vida comunitaria. Para
ello, es menester satisfacer algunas exigencias esenciales que tal fin imponen:
Una
escuela más personalista, mediante
una educación humanista planteada más modernamente, es decir, una escuela en
que se puede dialogar, ser personas responsables, para poder llegar a ser
mañana actores de la historia y de nuestro propio destino. Con otras palabras,
una escuela que enseñe “el saber” y la “vida moral”.
Una
escuela más didáctica y más
psicológica, que resulten más idóneas para promover un futuro más promisorio.
Para ello, el alumno ha de ser real prioridad para la institución (no mera
excusa con fines lucrativos como hoy son ciertas escuelas, colegios y
universidades).
Una
escuela de todos y para todos; no una
escuela selectiva. Esta escuela cualitativamente distinta, debe ser tan
plástica para adecuarse a los diversos tipos de personas, llegando a
convertirse, efectiva y afectivamente en la escuela
de cada uno
De
los minusválidos físicos, de los retrasados mentales, tanto como para los
superdotados, sin discriminación y con contenidos de libertad y respeto al
“otro”
Una
escuela más religiosa. Un programa
educativo, para ser pleno y completo, no puede, válidamente prescindir de una
visión religiosa de la vida. Porque todo ser humano es un ser profundamente
religioso.
La
iluminación religiosa presta, sin lugar a dudas, un fundamento sólido al
civismo y a la democracia, es decir, a
la ética. Ayuda a vencer los peligros de la opulenta y grosera ostentación, de
la superficialidad, de las tendencias egoístas y del materialismo, porque
contribuye a una edificación de la sociedad en la que los hombres mayor valor a
sus ideales que a la cantidad de sus bienes materiales.
En
la renovada escuela, constructora del hombre nuevo para la sociedad dinámica y
“pluralista”, el alumno ha de egresar capacitado para la reflexión crítica y
mesurada.Una escuela personalista forma el Personalismo
Comunitario que es una marca, una manera de ser, un estilo de vida. No es
una receta. Persona significa ser
estimada como una realidad que tiene Valor y no Precio. Esto es, Yo tengo
valor, aunque me desprecien. La persona es un fin en sí misma.
¿Qué significa?.
Significa que es importante por ser persona, que no tengo derechos sobre ella,
es decir, de tabularla, de explotarla, de mentirla… nada de eso.
Por eso el Personalismo comunitario, en este vacío de vacíos, trata de
renovar, revivir, revitalizar en Tú, el Yo, es decir, al amor. ¿No es ya hora
de parar de diagnosticar y quejarse..y por el contrario, poner el Tú y el Yo,
luego el Nosotros para empezar el cambio?. El amor práctico es creativo,
constructivo, dirá Carlos Díaz. (Fuente: Diccionario Enciclopédico de Teología
Moral – Ediciones Paulinas 1.980).
Entonces,
manos a la obra. ¡Obras son amores!. ¿Qué mejor escuela podemos aspirar?
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