domingo, 9 de noviembre de 2014

LA ESCUELA HOY:

                ¡ORGANISMO EDUCATIVO VIVIENTE?    (II)

 Concluíamos el anterior artículo diciendo que la escuela debería ser una sociedad educativa de cooperación, un noviciado práctico y completo de la vida comunitaria. Para ello, es menester satisfacer algunas exigencias esenciales que tal fin imponen:

Una escuela más personalista, mediante una educación humanista planteada más modernamente, es decir, una escuela en que se puede dialogar, ser personas responsables, para poder llegar a ser mañana actores de la historia y de nuestro propio destino. Con otras palabras, una escuela que enseñe “el saber” y la “vida moral”.

Una escuela más didáctica y más psicológica, que resulten más idóneas para promover un futuro más promisorio. Para ello, el alumno ha de ser real prioridad para la institución (no mera excusa con fines lucrativos como hoy son ciertas escuelas, colegios y universidades). 

Una escuela de todos y para todos; no una escuela selectiva. Esta escuela cualitativamente distinta, debe ser tan plástica para adecuarse a los diversos tipos de personas, llegando a convertirse, efectiva y afectivamente en la escuela de cada uno

De los minusválidos físicos, de los retrasados mentales, tanto como para los superdotados, sin discriminación y con contenidos de libertad y respeto al “otro”

Una escuela más religiosa. Un programa educativo, para ser pleno y completo, no puede, válidamente prescindir de una visión religiosa de la vida. Porque todo ser humano es un ser profundamente religioso.

La iluminación religiosa presta, sin lugar a dudas, un fundamento sólido al civismo y  a la democracia, es decir, a la ética. Ayuda a vencer los peligros de la opulenta y grosera ostentación, de la superficialidad, de las tendencias egoístas y del materialismo, porque contribuye a una edificación de la sociedad en la que los hombres mayor valor a sus ideales que a la cantidad de sus bienes materiales.

En la renovada escuela, constructora del hombre nuevo para la sociedad dinámica y “pluralista”, el alumno ha de egresar capacitado para la reflexión crítica y mesurada.Una escuela personalista forma el Personalismo Comunitario que es una marca, una manera de ser, un estilo de vida. No es una receta.  Persona significa ser estimada como una realidad que tiene Valor y no Precio. Esto es, Yo tengo valor, aunque me desprecien. La persona es un fin en sí misma. 

¿Qué significa?. Significa que es importante por ser persona, que no tengo derechos sobre ella, es decir, de tabularla, de explotarla, de mentirla… nada de eso.

Por eso el Personalismo comunitario, en este vacío de vacíos, trata de renovar, revivir, revitalizar en Tú, el Yo, es decir, al amor. ¿No es ya hora de parar de diagnosticar y quejarse..y por el contrario, poner el Tú y el Yo, luego el Nosotros para empezar el cambio?. El amor práctico es creativo, constructivo, dirá Carlos Díaz. (Fuente: Diccionario Enciclopédico de Teología Moral – Ediciones Paulinas 1.980). 

Entonces, manos a la obra. ¡Obras son amores!. ¿Qué mejor escuela podemos aspirar? 

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