viernes, 28 de noviembre de 2014

¡HOMBRE INTELIGENTE!

¿QUÉ  HAS  HECHO?

El primer crimen que regó de sangre humana la tierra, lo tenemos expresado en el libro del Génesis 4,8: “Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató”. No había ningún testigo; el asesino no tendría problemas. Pero Dios nadie engaña y preguntó: ¿Dónde está Abel tu hermano?. Con arrogante soberbia aquel respondió: ¿Soy yo acaso “niñero” de mi hermano?.

Dios tiene potestad para preguntar al hombre culpable, pero, ¿cómo puede un hombre hacer la misma pregunta a Dios? Sin embargo fue precisamente lo que Pilato hizo muchos siglos más tarde, cuando dijo a Jesús: ¿Qué has hecho? (Juan 18,35).

Jesús pudiera responderle: ¿Nde reikuái pikó chamigo? Todo el pueblo sabe lo que hice: “Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio” (Mt, 11,5).

Antes que pedir insolentemente satisfacción a Dios, porqué no nos preguntamos cada uno: ¿qué hemos hecho como compañero, profesor, elector, empleado público, médico, abogado, papá, sindicalista o autoridad – término casi nunca bien entendido?

¿Cuántos nuevos ricos honestos – si lo son – gastan más de lo necesario, mientras el “otro”, muere por falta de lo que a aquellos, sobra? ¿Cuántos funcionarios “ladrones de cuello blanco”, han comprado la conciencia de sus hijos, para eludir justificar sus mal habidos bienes?

¿Cuántos abogados – en nombre de la justicia -han “defendido a sus pobres clientes”, dejándolos en la calle y con altas deudas? ¿Cuántos médicos, padres y demás cómplices han matado inocentes en nombre del “aborto terapéutico”, o dinero mediante con olor sangre? (es que alguien peca por la paga, y otro paga por pecar).

¿Cuántos profesores incapaces y corruptos – cuando no acosadores - roban la esperanza del alumno…cuántos políticos han vendido la soberanía del país…y cuántos jueces…y cuántas autoridades han dejado en la miseria a sus representados…. Y cuántos malvados más deberían responder a la lapidaria pregunta: ¿Qué has hecho?

“Hay dos clases de personas: una, la de los justos que se creen pecadores, y la otra, de los pecadores que se creen justos. Estos carecen de la excelente brújula de aquellos: la capacidad de sentir vergüenza y dolor por el mal causado a otros”(cfr. C. Díaz-El Hombre animal no fijado…p,189)

Pero más allá de la enorme capacidad autodestructiva del hombre inteligente - como dice C. Díaz – creo en el Amor divino, providente, paterno-filial y relacional, fundamento trinitario de la esperanza activa, pues una esperanza que no se tradujera en acción social, sería la desesperanza pasiva.

Por ello, antes de preguntar, intentando evadir la respuesta, preguntemos: ¿Qué he hecho o, qué no he hecho, debiendo haber hecho?. 

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