DE CALLAR NO TE ARREPENTIRÁS: ¡DE HABLAR…. MUCHAS VECES!
Vivimos tiempos terribles; pareciera que
estamos todos sentados sobre un barril de pólvora a punto de explotar. Muchas personas
se vuelven agresivas, difíciles, complicadas, seres que desprecian
olímpicamente la convivencia pacífica. Denigran, calumnian con palabras filosas
e injustas.
Establecer comunicación amigable con
este tipo de terrícola, supondrá tener que controlar nuestros más bajos
instintos. Estoy totalmente seguro de que al escuchar estas palabras o al leer
estas líneas algún nombre ya tendrá en mente: un jefe, un padre, un
familiar, un amigo, una pareja. Son seres cuya violencia verbal corre
a través de sus poros, provocando un gran desgaste a su interlocutor.
Estimado lector, ¿ha pensado cuánta energía
derrocha inútilmente, un compañero de trabajo, un vecino, un subalterno, un
cónyuge, etc, al pensar, por ejemplo: “¿Cómo se levantará hoy?, ¿tendremos
un día de paz o de guerra?, ¿estará de buen ánimo o nos romperá el día?”
Y así es como lamentablemente vivimos
dependiendo del talante ajeno, encadenando nuestro existir al insano capricho
de quienes se creen con derechos sobre los otros. Así las cosas, quienes desean
vivir en paz, se obligan a preguntarse: ¿qué debemos decir y cómo y qué debemos
hacer y qué no?, para no despertar o contener al “monstruo” que cada quien
tiene guardado.
Las personas que sufren de incontinencia
verbal no tendrán reparos en “encender la mecha” de la discordia y el
desasosiego – por el mínimo motivo. Su ira siempre será desproporcional con el
motivo que provoca su enojo. Ello demanda un tremendo esfuerzo por parte del
“otro”, para evitar la guerra. Por tanto, quizá sirva estas sugerencias de san
José María Escrivá de Balaguer:
1. Calla siempre cuando sientas dentro
de ti el bullir de la indignación. Y esto, aunque estés justísimamente airado. Porque,
a pesar de tu discreción, en esos instantes siempre dirás más de lo que quisieras.
¡Qué fecundo es el silencio! Todas las energías que pierdes, con tus faltas de
discreción, son energías que restas a la eficacia de tu trabajo.
2. Sé discreto. ¿Por qué tantos
murmuradores?, te preguntas dolorido... Unos, por error, por fanatismo o por
malicia. —Pero, la mayoría, hacen el mal por inercia, por superficialidad o por
ignorancia.
Por eso, vuelvo a insistir: ¡calla! En el silencio y en la esperanza residirá vuestra fortaleza..., asegura el Señor a los suyos. Callar y confiar: dos armas fundamentales en el momento de la adversidad. El sufrimiento soportado sin queja, — mira a Jesús en su Santa Pasión y Muerte — da también la medida del amor. El silencio es como el portero de la vida interior.
Los cristianos hijos de Dios, hablamos
con el Padre nuestro que está en los cielos.
Con cuánta ternura y con cuánta delicadeza María y el Santo Patriarca se preocuparían de Jesús durante su infancia y, en silencio, aprenderían mucho y constantemente de Él”.
Con cuánta ternura y con cuánta delicadeza María y el Santo Patriarca se preocuparían de Jesús durante su infancia y, en silencio, aprenderían mucho y constantemente de Él”.
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