martes, 4 de noviembre de 2014

EUTANASIA

¿MUERTE DIGNA?

Cumple sueño mujer que decidió que morirá dignamente el sábado próximo. PORTLAND, 28 de octubre.- Una mujer de 29 años con cáncer terminal que decidió que se quitará la vida el próximo 1 de noviembre para evitar más sufrimiento visitó recientemente el Gran Cañón de Colorado, uno de los últimos lugares que deseaba conocer antes de partir.

Brittany Maynard, quien se casó en enero pasado, fue diagnosticada con un tumor cerebral que le quitará la vida en solo unos meses. En un video donde explicaba los motivos por los cuales deseaba morir "de una forma digna", y el cual fue retomado por muchos medios en Estados Unidos en semanas pasadas, la mujer dijo que al menos esperaba poder visitar el Gran Cañón antes de morir.

"El Cañón fue impresionante y hermoso, y pude disfrutar mi tiempo en las dos cosas que más amo: mi familia y la naturaleza”, escribió. La mujer compartió imágenes del gran cañón donde besa a su esposo Dan, y abraza a sus padres. Cumple sueño mujer que decidió que morirá dignamente el sábado próximo.

La vida es el primer valor entre todas las cosas. Sus capacidades, su origen y su destino, que supera el tiempo, la coloca en la cima de toda realidad, entonces, no hay  un valor más alto en nombre del cual se pueda pedir la supresión de la vida…aunque se pueda ver con simpatía el gesto de matar por piedad (para que no sufra).

Desde el punto de vista objetivo, la eutanasia es siempre un mal. Es que “matar o matarse por piedad” plantea una discusión en la opinión pública y es de nunca acabar. Se puede recordar el caso de la niña belga que murió a manos de sus padres porque padecía una enfermedad incurable.

Otro caso: la de un padre que tiró a su hijito deforme al río; o el del hermano que mató a su hermano para no verle sufrir. Todo hace suponer que semejantes casos seguirán dándose con mayor frecuencia, dado el avanzado proceso de secularización y deshumanización en desarrollo. ¿No es mejor vivir que morir dignamente?

En este punto es necesario distinguir la responsabilidad jurídica y moral de quien mata o se mata por piedad, obrando personalmente y tal vez, tomando sobre sí toda la iniciativa, por ello se le puede exigir que responda de sus actos. Pero eso no significa que él sea, sin más, culpable también moralmente; no soplo porque en aquel momento podía haber estado incapacitado para entender y querer, sino porque podía haber obrado de buena fe, como matar por al hijo, padre,  madre o al hermano por piedad.

La doctrina tradicional insiste ante todo en que la incurabilidad de una dolencia no es una indicación exacta para la eutanasia. En caso de admitir que la enfermedad sea incurable (malformaciones congénitas, por ejemplo) no se puede afirmar en seguida que esa dolencia sea intolerable.


El dilema de los dolores insoportables no es válido, porque siempre pueden aliviarse los sufrimientos sin llegar a matar, y porque también se pide la legitimación  de la eutanasia en nombre de una mentalidad humanitaria, materialista o secularizada. Además, ¿quién garantiza que la eutanasia no sea un mecanismo para eliminar  implacables enemigos, competidores peligrosos, testigos incómodos o familiares molestos….?  ¡La vida humana, aun doliente o malformada, Nunca carece de valor!

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