viernes, 11 de diciembre de 2015

INADAPTADO.. ¡VULGAR PATOTERO!

¡CUÁL ES NUESTRA CUOTA DE CULPA?

Inadaptado: Hombre o individuo que no se adapta a ciertas circunstancias. Dícese del hombre o individuo que no participa de los objetivos y normas vigentes en su sociedad o grupo. (Sinónimo, desplazado, marginado, desambientado). Diccionario Larousse.

Por todos es sabido que, el hombre nace hambriento, necesitado y con tendencias al mal. De ahí la necesidad de su educación. También es sabido que la convivencia armónica en las relaciones interpersonales…es tarea difícil. Una de las causas, entre otras – dicen los especialistas – es la inmadurez.  Entre la clasificación de las conductas inadaptadas, tenemos las siguientes:

“El inadaptado tiene siempre una tonalidad infantil. El inmaduro quiere todo y que todos se  adapten a sus exigencias egoístas. Si no consiguen sus propósitos, su reacción es compulsiva, igual que en el caso de los niños. Cuando el niño quiere algo y no se lo permiten, reacciona airadamente, llora, grita y patalea: porque todo tiene que adaptarse a sus deseos, caprichos y exigencias….

Por eso hay “niños” de 40 y 50 años que hicieron de sus vidas una búsqueda insaciable de cariño: que todos me quieran, me aprecien, me alaben….estas personas han crecido biológicamente, pero quedaron estancados psicológicamente en las primeras etapas de la vida” (cfr. Ignacio Larrañaga – Sube Conmigo p. 188).

El inadaptado es alguien que con su comportamiento se manifiesta en constante oposición a las normas sociales y morales. En su repertorio conductual se encuentran las siguientes conductas: expulsiones de las instituciones educativas y sociales, malos rendimientos académicos, promiscuidad sexual, prepotencia matonil (tavycho mbareté quien con su equipo de sonido molesta a medio mundo), mentiroso, ladrón, vándalo, emocionalmente inestable…

En fin, un gamberro, pobre infeliz, que no respeta las normas de convivencia por buscar su satisfacción en el capricho, gusto o comodidad, importándole nada las molestias que causa a los demás. Es el o la joven con aires de bravucón, grosero, vulgar patotero. Su conducta va desde romper los faroles y asientos de las plazas públicos o escribir en los bancos, molestar a los paseantes, entre otras miseria tan arraigadas en nuestra fauna juvenil.

De un tiempo no muy lejano a esta parte, la violencia social ha constituido uno de los principales azotes de nuestra sociedad….ante estas situaciones de extrema violencia, los humanos nos sentimos desprotegidos: es que, cualquiera delinque como quiere y cuando quiere…y no pasa nada. El inadaptado se sabe impune.

La violencia social tiene que ver con la impunidad que goza el delincuente – no pocas veces por inutilidad o complicidad de las autoridades - por modelo de sociedad que estamos gestando y alimentando diariamente.

Es repetitivo decir que en nuestra sociedad el dinero y la ostentación de riqueza económica valen más que la ética, la dignidad humana, la fe en Dios y el amor. ¿Qué significa hoy, para muchos, autoridad incluida - la dimensión espiritual y ética?

Muchos papás creen que dando dinero y objetos a sus hijos pueden “comprar” el amor y el cariño, como si los hijos fueran simplemente objetos al servicio de sus intereses egoístas. Las estadísticas gritan que muchos hijos que nunca sintieron el amor y el apoyo de los mismos, caen en la desgracia del consumo de las drogas, el patoterismo juvenil y el suicidio.

¿No es ya hora de cambiar nuestros valores superfluos, mudar nuestros malos hábitos,  rectificar el rumbo de nuestra sociedad y buscar el camino recto y verdadero?. 

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