DEL TERCER MUNDO?
Si se hace un análisis del Norte burgués, sale el Sur. Con frecuencia, los
malos se dedican a los placeres y atesoran todo lo que los produce, mientras
que los buenos padecen el dolor y cuanto lo causa. (Del libro El Hombre animal
no fijado p, 87 – Carlos Díaz, abogado, profesor de filosofía en la Universidad
Complutense de Madrid).
Abuso del poder político, económico y policial. Desviación especulativa del
dinero, confusión entre lo público y lo privado, administrado aquello en
función de intereses particulares; discrecionalidad de los medios de masas, uso
y abuso de la mentira como forma de comunicación; injusticias que claman al
cielo porque el derecho penal cae sobre los pobres, mientras el constitucional
engorda a los ricos que alardean de su impunidad.
Suplantación de lo legítimo por lo legal, bosque de leyes que, lejos de
resolver los problemas esenciales, los enmascara, violencia, desprecio de la
vida, corrupción, desempleo, evasión fiscal, tráfico de drogas, torturas,
secuestros, etc.
Entre el miedo y la impotencia, entre la desconfianza y la maledicencia,
entre la frustración y la desesperación, en verdad ¿qué son – se preguntaba san
Agustín – los reinos, sino grandes latrocinios cuando no existe justicia?.
Ministros venden su país, diputados venden su conciencia, electores venden
sus votos, generales venden sus ejércitos al enemigo, jueces venden
absoluciones y condenas, hombres influyentes venden los empleos, las categorías
y los privilegios de que disponen.
Abogados, procuradores y oficiales judiciales venden a sus señores, hay
maridos que, venden a sus mujeres; hay madres que venden a sus hijas. En esta
moderna Babilonia, la mitad vende a la otra mitad. La otra mitad compra.
El orden burgués no excluye el progreso, entendido como incremento de la
ganancia; lo que excluye es el amor. Progresa, sí, en el orden de lo
egocéntrico, y desde ahí se autodefine entonces complaciente como progresista…. No solo se adueña del
dinero, también se adueña de las palabras, leídas siempre en clave
autoapologética. (Apologética: parte de
la teología cuyo fin es demostrar la credibilidad de la fe cristiana)
No existiendo más que el haber, el burgués se define ante todo como
propietario. Está poseído por sus bienes. La propiedad se ha sustituido, por la
posesión escribía Mounier. El burgués, carente de escrúpulos, es capaz de todo, con tal de que a su
ego nadie lo limite.
Está dispuesto a blindarse, y si hace falta a partirse en dos. Sus cuentas
con el diablo, su espiritualidad con Dios. Lo malo dice - Mounier – es que una
verdad dividida en dos no hace dos verdades, sino, dos errores….confusiones y
engaños.
No es aceptable la libertad de unos pocos sustentada en la esclavitud de
los demás….es la humanidad la que debe ser libre, y no unos cuantos
privilegiados de la humanidad, sean individuos, clases sociales o naciones…(p.89). Dueño del doble lenguaje – el burgués - se cree bello porque ha
definido como bella su propia fealdad.
A
pesar de todo, hay en el ser humano más cosas dignas de admiración que de
desprecio, que da más fuerza sentirse amado que creerse fuerte, y que solo se
posee lo que se regala (p.6). Estimado lector, de lo escrito precedentemente,
cualquier semejanza con nuestra realidad guaraní es pura coincidencia.
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