viernes, 18 de diciembre de 2015

¡HONORABLE JUNTA MUNICIPAL!

 ¿QUÉ  TAN  HONORABLE?

Honorable deriva de Honor, sentimiento de dignidad moral. Cualidad moral de la persona. Hombre de honor. Derecho que se da a uno para que lleve el título de un cargo sin desempeñarlo y sin cobrar los gajes. Tener honores de bibliotecario del rey. (Diccionario Larousse)

Honorable, por consiguiente, se aplica al honrado y merece el respeto o la estima de los demás: "durante toda su vida fue un honorable funcionario que cumplió honestamente con sus obligaciones". Así las cosas, la política es una actividad honorable que no ha de empañar ni apañar escándalos protagonizados por personas que hacen de la política un grosero robo para obtener, mantener o aumentar sus bienes.

En la década del cuarenta – dice Carlos Mateu - , mi abuelo, don Justo Cuevas, era miembro de la Honorable Junta Municipal de Asunción. En esa época, ser miembro de esta junta era un honor; y no había sueldo, ni privilegios por serlo. Excepto, recuerdo, una chapa especial para el automóvil, para los que lo tuvieran, y lugares en el palco oficial del Teatro Municipal, si solicitaren.

Leyó bien; sin sueldo, ni viáticos, ni viajes. El formar parte de la Junta era prueba de la solvencia de la persona, de la trayectoria notable que la hacía merecedora, por lo que era imposible, además, que estos fueran jóvenes. Y la Junta Municipal así se constituía con personas de probada integridad y conocida dignidad. Era un prestigio formar parte de la misma y ella a la vez era honrada con cada uno de sus miembros”.

Hay mucha expectativa – como pocas veces - respecto al órgano legislativo municipal. La ciudadanía espera que realmente el adjetivo honorable, signifique algo. Que cumplan y hagan cumplir los reglamentos, no que cacareen párrafos de Ordenanzas que nunca se cumplen.

Que la Junta Municipal ya no sea una cueva de raboneros. Que cada concejal, si no lo fue, que ahora se esfuerce por ser mínimamente honorable: respetuoso, ejemplar en su conducta pública y privada, que deje de esconderse detrás del vidrio polarizado de su vehículo, et, etc.

Quien se esconde, teme, debe o es despreciado. Un concejal, representante del pueblo, debe ser abierto a los conciudadanos, cortés y ejemplo de conducta ética. Debe recorrer su comunidad, llamar a la corrección fraterna al infractor, velar por el bien común.

Debe corregir viejas prácticas del mbareté-pokaré tan arraigado en nuestras costumbres:
Uso particular de la vereda (comerciantes) en detrimento del peatón. Polución sonora, en calles y casas, violentado derechos de vecinos.  Incumplimiento terco, obstinado en violentar simples reglas  de tránsito. Todo ello porque el infractor se sabe impune. Dada la inutilidad o complicidad de las autoridades.

Con autoridades adornadas de honor, es decir, de ética, se puede pensar que Paraguay, y concretamente CDE, deje de ser una sociedad dominada por delincuentes, pues hoy, cualquiera contraviene las normas y nada pasa. La esperanza es que, nuestro querido Paraguay ya no sea un país maximísero, errante, sucio, ignorante y prepotente. El cambio, naturalmente ha de empezar por los representantes.

“Hoy, casi sin excepciones, las juntas municipales del país, son despreciables. Son personajes sin honorabilidad, cuya ignorancia evidencian diariamente, porque son burros, faltos de decencia, porque no tienen escrúpulos. La mejor noticia que esta fauna puede dar al país es su: ¡desaparición!


Por ello y por mucho más, renovamos nuestras esperanzas en estas nuevas autoridades, augurándoles buena gestión en sus funciones. Pueden…si quieren. ¡Adelante!.

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