"VIVIENDA CON PLANTA BAJA y TRES PISOS" (I)
Nada más importante que la vida. Nada
más importante que la cultura de la vida, en todas sus dimensiones: corpórea,
psicológica, espiritual, La vida humana resulta de una unión bastante
misteriosa entre un alma y un cuerpo. Sin divorcio posible, prescindiendo de la
muerte.
Una conexión estrecha existe entre el
espíritu y cuerpo. El hombre es un alma que se expresa en un cuerpo. Es un
cuerpo vivificado por un espíritu. Vamos a considerar la vida humana como una
vivienda que consta de una “planta baja” y “tres pisos”.
Planta
Baja:
La vida biológica. Una persona es cuerpo. El cuerpo todos lo arrastramos sin
reparos en él, hasta que un accidente o una enfermedad nos hace tomar
conciencia de su existen cia. Cada uno se da cuenta perfectamente de que su
vida no es separable de su cuerpo. Tenemos brazos, manos, piernas, ojos, oídos,
olfato.
Podemos andar, viajar, cantar, trabajar,
bailar. Nacemos, crecemos, pasamos a ser adultos. Tenemos una salud, por lo
general, muy buena. Corremos, jugamos, practicamos deporte. A veces,
lamentablemente sufrimos accidente de tránsito o de trabajo. A veces, desafortunadamente,
nos llega una enfermedad. ¿Qué es la flor de la vida? ¡La salud!.
La salud, uno de los bienes
fundamentales y una de las mayores aspiraciones del ser humano, ha de ser
vivida como una aspiración hacia la felicidad. Entonces, se debe cuidar y
atender, como equilibrio físico-psíquico
y espiritual del ser humano.
No siempre es fácil comprender lo que es
la salud. La salud abarca todas las dimensiones de la persona: la dimensión
corpórea, la psicológica, la espiritual, la moral. Hay también una salud
afectiva….
Desafortunadamente, se observan muchas
actitudes que van en contra de la salud: Alcoholismo, la droga, la
contaminación, los diversos tipos de accidentes, el suicidio, el aborto,
guerras… ¡cuántas vidas podrían salvarse y mantenerse saludables, si cada uno
supiese prevenir la enfermedad!. Hoy se habla mucho de la cultura de la muerte
y de la cultura de la vida.
La vida humana, como si fuera poco, se
ve amenazada con el odio, el rencor, el egoísmo. Somos con demasiada frecuencia
testigos de atentados, violencias, venganzas. Hay guerra aquí y allá. Forman
parte de la cultura de la muerte.
Afortunadamente, forman parte de la
cultura de la vida: el amor, la higiene, la honestidad, la ecología, el cuidado
del bien común, el deporte, el desarme. Y la verdad es que los hombres quieren
vivir, no morir. Por consiguiente, lo lógico es, respetar y cultivar la vida.
Es posible que el placer que anhelo
disfrutar de la buena vida, represente molestia de otros. Ejemplo: oigo mi tema
musical preferido al máximo volumen, y fastidio al vecino. Se entiende aquí por
«buena vida» una cierta satisfacción placentera proporcionada por el bienestar;
la posesión de bienes materiales y la seguridad que éstos proporcionan; la
ausencia de dolor, preocupaciones y sufrimientos; la abolición de cualquier
riesgo en el horizonte vital; y, en general, el hecho de que los sentidos,
apetitos y tendencias se encuentren saciados.
Las personas que anhelan la buena vida
se refieren a ella con términos muy variados y un tanto vagos, como «pasarlo
bien», «estar entretenidos», «no tener ninguna necesidad insatisfecha». Es
decir, la persona que opta por la buena vida se conforma con lo
transitoriamente placentero y las sensaciones y sentimientos que de ello puedan
derivarse. (R. Texier – CDE, agosto 2010)
Sin embargo, ha de
tenerse en cuenta que: la buena vida de un imbécil, no ha de sustentarse en el fastidio o sufrimiento de terceros. Próximo
artículo: El segundo piso.
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