lunes, 29 de febrero de 2016

LA VIDA…

"VIVIENDA  CON  PLANTA  BAJA y  TRES PISOS"   (I)

Nada más importante que la vida. Nada más importante que la cultura de la vida, en todas sus dimensiones: corpórea, psicológica, espiritual, La vida humana resulta de una unión bastante misteriosa entre un alma y un cuerpo. Sin divorcio posible, prescindiendo de la muerte.

Una conexión estrecha existe entre el espíritu y cuerpo. El hombre es un alma que se expresa en un cuerpo. Es un cuerpo vivificado por un espíritu. Vamos a considerar la vida humana como una vivienda que consta de una “planta baja” y “tres pisos”.

Planta Baja: La vida biológica. Una persona es cuerpo. El cuerpo todos lo arrastramos sin reparos en él, hasta que un accidente o una enfermedad nos hace tomar conciencia de su existen cia. Cada uno se da cuenta perfectamente de que su vida no es separable de su cuerpo. Tenemos brazos, manos, piernas, ojos, oídos, olfato.

Podemos andar, viajar, cantar, trabajar, bailar. Nacemos, crecemos, pasamos a ser adultos. Tenemos una salud, por lo general, muy buena. Corremos, jugamos, practicamos deporte. A veces, lamentablemente sufrimos accidente de tránsito o de trabajo. A veces, desafortunadamente, nos llega una enfermedad. ¿Qué es la flor de la vida? ¡La salud!.

La salud, uno de los bienes fundamentales y una de las mayores aspiraciones del ser humano, ha de ser vivida como una aspiración hacia la felicidad. Entonces, se debe cuidar y atender,  como equilibrio físico-psíquico y espiritual del ser humano.

No siempre es fácil comprender lo que es la salud. La salud abarca todas las dimensiones de la persona: la dimensión corpórea, la psicológica, la espiritual, la moral. Hay también una salud afectiva….

Desafortunadamente, se observan muchas actitudes que van en contra de la salud: Alcoholismo, la droga, la contaminación, los diversos tipos de accidentes, el suicidio, el aborto, guerras… ¡cuántas vidas podrían salvarse y mantenerse saludables, si cada uno supiese prevenir la enfermedad!. Hoy se habla mucho de la cultura de la muerte y de la cultura de la vida.

La vida humana, como si fuera poco, se ve amenazada con el odio, el rencor, el egoísmo. Somos con demasiada frecuencia testigos de atentados, violencias, venganzas. Hay guerra aquí y allá. Forman parte de la cultura de la muerte.

Afortunadamente, forman parte de la cultura de la vida: el amor, la higiene, la honestidad, la ecología, el cuidado del bien común, el deporte, el desarme. Y la verdad es que los hombres quieren vivir, no morir. Por consiguiente, lo lógico es, respetar y cultivar la vida.

Es posible que el placer que anhelo disfrutar de la buena vida, represente molestia de otros. Ejemplo: oigo mi tema musical preferido al máximo volumen, y fastidio al vecino. Se entiende aquí por «buena vida» una cierta satisfacción placentera proporcionada por el bienestar; la posesión de bienes materiales y la seguridad que éstos proporcionan; la ausencia de dolor, preocupaciones y sufrimientos; la abolición de cualquier riesgo en el horizonte vital; y, en general, el hecho de que los sentidos, apetitos y tendencias se encuentren saciados.

Las personas que anhelan la buena vida se refieren a ella con términos muy variados y un tanto vagos, como «pasarlo bien», «estar entretenidos», «no tener ninguna necesidad insatisfecha». Es decir, la persona que opta por la buena vida se conforma con lo transitoriamente placentero y las sensaciones y sentimientos que de ello puedan derivarse. (R. Texier – CDE, agosto 2010)

Sin embargo, ha de tenerse en cuenta que: la buena vida de un imbécil, no ha de sustentarse en el fastidio o sufrimiento de terceros. Próximo artículo: El segundo piso. 

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