domingo, 28 de febrero de 2016

.LA RAZÓN, (INTELIGENCIA) CAMINO (AGENTE)

DEL BIEN  y  de  la  FELICIDAD

Con frecuencia, responder el siguiente cuestionario: “La recta conducta humana debe ser guiada por la>: Razón, Voluntad, Generosidad, Libertad, Valentía, Espiritualidad… suele suscitar ciertas inquietudes. La razón es aquella facultad que ordena toda la actividad humana: la libertad, la ética, la política, la ciencia, la justicia, la virtud. Está al servicio de lo que profundamente anhelamos: la verdad.   

La razón especulativa está ordenada precisamente al conocimiento de la verdad. La razón práctica, al obrar, es decir, a la dirección de la actividad humana. Aristóteles hace la de la razón el elemento propiamente humano del hombre. El hombre no es una planta. Su vida no se reduce a la vida vegetativa (nutrición, crecimiento, reproducción). El hombre no es un animal como los otros. Su vida no se reduce a la vida sensitiva (apetito, locomoción, placer, instintos).

El hombre se define por su vida intelectiva. Conoce, piensa elige el estilo de su vida. La razón es el órgano de su pensamiento. Por eso está como en el centro de todas las actividades marcadamente humanas: la política, la ética la filosofía, el arte, la religión, la educación. Por consiguiente, la vida del hombre no puede ser simple vivir, puesto que el vivir es propio de todos los seres creados; animales irracionales y vegetales.

Así las cosas, solo queda que la obra peculiar de hombre sea la de la razón y la actividad del alma, según la razón. Y todo corre sin cesar tras la felicidad… porque quiere ser feliz. Esa es su vocación. La razón nos dirá que felicidad no consiste en tener siempre qué comer, qué vestir, dónde dormir. ¿Es solamente gozar de buen salud, tener dinero y separarse de las “escoria” social?. Y si le faltara algo…¿será el hombre infeliz?

La felicidad es un estado de paz y sosiego, un modo alegre e indefinible de estar despierto. Ocurre cuando las circunstancias de la vida son tales como las desea. Así las cosas, feliz es aquel a quien todas las cosas le va bien. Feliz es el que cree tener asegurado su porvenir y el de su familia. Puede enviar a sus hijos a las mejores universidades.

Pero, también se puede ser feliz, cuando las preocupaciones de la vida son múltiples: ¿Qué sucederá con mi hijo minusválido cuando yo no esté más aquí? ¿Quién se ocupará de mí cuando esté viejo? ¿Cómo podré hacer mi trabajo dentro de diez años? ¿Y si me ocurre tal o cual desgracia?... Es humanamente muy comprensible que estos sean temas de preocupación.

Es normal que pensemos en el futuro; lo que el Señor nos pide es que no estemos preocupados, y tiene muchas razones para hacerlo, pues su regreso para llevar consigo a los creyentes puede tener lugar de un momento a otro. Esto significa que estaremos con él en el cielo, libres de todas las preocupaciones., porque somos “ciudadanos del cielo”

 Es cierto, no sabemos qué sucederá mañana, pero sabemos que el Señor nos ama, que dirige nuestro futuro terrenal con miras a nuestro bien. ¡Los cuidados que nos dio en el pasado son una garantía para el futuro! Vivamos, pues, cada día con el Señor, apoyándonos en sus promesas llenas de amor, porque somos “ciudadanos del cielo”

El mensaje de Dios es un mensaje de gozo. Dios no quiere la muerte del pecador, sino que se arrepienta y viva. ¿Qué ocurre si alguien no acepta el ofrecimiento de Dios? Su fin será la perdición. Dios mismo expresa esto en términos muy fuertes.

Luego, la razón es el camino para lograr el bien y la felicidad. ¡Bendecido tiempo de Cuaresma!.  

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