QUE LA ÉTICA DESCONOCE!!
“El
corazón tiene razones que la razón no entiende”. Pascal acepta el
racionalismo pero reconoce que éste tiene límites en la esfera moral y
religiosa. Plantea la exigencia de comprender al hombre como tal, comprensión
que la razón no puede alcanzar.
Hoy podríamos, parafraseando a Pascal decir
que: “El bolsillo tiene sus razones que la ética y la conciencia desconoce”,
cuando la corrupción sienta sus reales en la mente y corazón del hombre.
Corrupción significa: cambiar la
naturaleza de una cosa, volviéndola degradada o mala. Así esta palabra,
está vinculada a la idea de que existe una cierta manera de ser que cambia o
degenera. La corrupción se da en el sector público y privado, muchas veces
promovida en complicidad, en ambos sectores. Algunas de las múltiples formas que se pueden
considerar corruptas son:
Aceptación de dinero, recompensas o
regalos por el otorgamiento o adjudicación de un contrato. Distracción de
recursos públicos para uso privado. Distracción de recursos públicos para fines
electoralistas (financiamiento de actividades) partidarias y provisión de
empleos a la clientela (amigos, amantes, compadres y demás etcéteras de
determinado gurú de turno o grupo político)…
Nepotismo… (dar preferencia a familiares
para trabajos públicos). Tráfico de influencias y mantenimiento de privilegios
e incentivos odiosos que favorecen normalmente a la clase gobernante y
socialmente poderosa. Sobreprecios en la ejecución de proyectos. Recolección y
fraudes tributarios, etc. Algunas causas por las que existe Corrupción:
Excesivo poder discrecional. Salarios
bajos en el sector público, que no compiten con el sector privado. Baja
responsabilidad, transparencia y
educación. ¿Cómo rehacer nuestra
sociedad?... no queda ya principio ni autoridad moral alguna.
La autoridad ha dejado de existir, ha perdido credibilidad; triunfa el
relativismo
traducido en la falta de respeto a principios, convirtiendo al hombre en un
animal que persigue sus instintos sin frenos y sin barreras. “El hombre que se
ignora a sí mismo, desconoce su dignidad y es un juguete, mejor dicho, una cosa
cualquiera que no merece respeto ni se hace respetar” dice José R. Ayllón en
Desfile de Modelos.
Así las cosas, la vida es un constante
mercadeo. Nuestros padres nos “hicieron” en y desde este frenético mundo de
mercadeo y consumo; luego respiramos aromas de “comprar”, “vende”, “joder la
vida al otro y sí mismo”…para luego, simplemente, morir. El mercadeo consumista
entra y sale de mi casa, absorbe a mi familia, a la escuela, al lugar de
trabajo…por internet, mensajes, tv, periódicos, radio “so´ó”, etc.
Está aquí y allá; por arriba y por
abajo; por derecha y por izquierda. No es raro, por tanto, ver al hombre hoy
consumista, consumido por el consume que lo consume, al decir de aquel hermano.
La patria padece miseria
a consecuencia de aquellos dirigentes de gobierno que ignoran la «solidaridad y
ética». Los políticos apóstatas de estas virtudes – pero celosos guardianes del
bolsillo profundo - son quienes aplastan el esfuerzo de redimir a los pueblos del
atraso, pobreza e ignorancia. La política con gruesos anteojos anti-pobres
obliga al pueblo a votar, no precisamente al mejor, sino al menos peor.
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