¡TITÁNICO DESAFÍO…
HOY!
La libertad presupone la búsqueda de la
verdad y del bien. Conoce y hace, lo que es justo y recto. La verdad es la
norma que sirve de guía para la libertad. Lo que entiende el hombre moderno por
libertad es que, los individuos tienen derechos que los demás deben respetar:
el derecho a expresar su opinión, a elegir su trabajo, a disponer de su
propiedad, a ir y venir sin dar cuenta de sus pasos a la igualdad ante la
ley, a reunirse con otros, a profesar el culto que prefiera…
Pero, otra cosa
es la libertad interior. Mediante ella, el hombre puede escoger un
camino adecuado para y evitar toda fatiga. Puede elegir el camino adecuado que
le lleva a humanidad plenamente realizada. O puede escoger la mentira y la
falta de honradez. Puede elegir la disposición de prestar ayuda, la bondad que
no se deja desarmar por la ingratitud. La libertad interior coincide con la
responsabilidad personal.
Por ella, el hombre pasa a ser dueño de
sí mismo. Sienten que el timón de su vida está en sus manos; no en las manos de
un destino ciego y fatal, contra el cual nada puede hacer.
La vida no es suma de fatalidades que
nos suceden, sino la síntesis de nuestras decisiones, orientadas todas ellas en
una determinada dirección. Por supuesto que la libertad puede ser en alguna
medida condicionada.
Casi siempre, hay factores externos que
limitan nuestra libertad de diversos modos: la escasez de recursos, por
ejemplo, nos impiden algunas opciones tentadoras para las vacaciones: la
incomodidad del calor que nos hace más difícil estudiar, trabajar; las
intenciones de los amigos que nos invitan ir a la piscina, en lugar de ayudar a
los padres.
Por otra parte, si actúo de forma
honesta en el trabajo, puede que me gane la antipatía de ciertos colegas; si
rechazo una propuesta de coima, puedo ser considerado un peligro o cuando
menos, un compañero “peligroso por inadecuado”…Es que la libertad tiene sus
limitaciones: el ámbito donde uno nace y crece, la moda, el espacio de la
libertad personal, la presión del grupo, el estar en “onda”, etc.
A pesar de todo, la libertad es el
distintivo decisivo de la diferencia que existe entre los seres humanos y los
seres tan sólo vivos. Donde hay persona, hay persona. Donde hay libertad, hay
persona. Es que, al hombre, Dios le comunicó cierta participación en su propia
obra creadora. Por ello hemos sido creados con libertad, inteligencia y
voluntad.
“Al hombre se le puede arrebatar todo
salvo una cosa: la última
de las libertades humanas –la elección de la actitud
personal que debe adoptar
frente al destino para decidir su propio camino.” Dice Viktor Frankl, célebre
psiquiatra, filósofo y escritor, Frankl estuvo tres años en Auschwitz, Dachao y
otros dos campos de concentración.
Y agrega, “El talante con el que un
hombre acepta su ineludible destino y
todo el sufrimiento que le acompaña, le
ofrece la singular oportunidad –incluso
bajo las circunstancias más adversas- de
dotar a su vida de un sentido más profundo.
Esa libertad interior, que nadie nos
puede arrebatar, es la que confiere a la cada existencia una intención y un
sentido, y en esa decisión
personal reside la posibilidad de atesorar o rechazar la dignidad moral que
cualquier situación difícil ofrece al hombre para su enriquecimiento interior.”
Únicamente si se
persigue con constancia y conciencia la libertad interior y la libertad externa
es posible el progreso espiritual y el conocimiento capaz de mejorar
la vida general de las personas en todos sus aspectos. (Albert Einstein).
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