miércoles, 10 de febrero de 2016

SER O PARECER…

¿FARISEÍSMO   POSMODERNO?


Evangelio según san Marcos 7, 1-13.En aquel tiempo se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos letrados de Jerusalén. Y al ver que algunos de sus discípulos comían con manos impuras, es decir no lavadas (….) los fariseos y los escribas le preguntan: «¿Por qué tus discípulos no viven conforme a la tradición de los antepasados, sino que comen con manos impuras?». Él les dijo: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, según está escrito: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.

En vano me rinden culto, ya que enseñan doctrinas que son preceptos de hombres. Dejando el precepto de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres. Les decía también: «¡Qué bien violáis el mandamiento de Dios, para conservar vuestra tradición! Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre y: el que maldiga a su padre o a su madre, sea castigado con la muerte.

Pero vosotros decís: Si uno dice a su padre o a su madre: "Lo que de mí podrías recibir como ayuda lo declaro Korbán - es decir: ofrenda -", ya no le dejáis hacer nada por su padre y por su madre, anulando así la Palabra de Dios por vuestra tradición que os habéis transmitido; y hacéis muchas cosas semejantes a éstas”.

El evangelio nos cuenta que los fariseos discutían con Jesús, en lo referente a la limpieza exterior. Hoy ocurre más o menos lo mismo, decimos preocuparnos por el cuidado del clima, fauna y flora es decir, del medio ambiente en el que estamos insertos. Pero, acaso se habla de la contaminación en el interior del hombre?

Al parecer, el hombre actual “tecnócrata-progresista” vive en su beata somnolencia, por no decir engrilletado, por el colosal vyroreí al orden del día. El mal gusto, la indecencia y falta de delicadeza – siendo suave -  ha sentado sus reales en la conducta o inconducta pueril, pero bestiaria, descuidando la pureza de su corazón.

No olvidemos que el Señor Jesús conoce perfectamente si aparentamos ser buenos, o si realmente lo somos. Dios no pide ser no solamente honestos sino, además, íntegros, es decir, mostrarnos tal cual somos: lo contrario al “camaleón”.

¿Somos cristianos camaleones? ¡Quizá nos comportamos de esta manera más a menudo de lo que pensamos! El mismo apóstol Pedro trató de ocultarse entre los que estaban a punto de crucificar a su maestro. Pedro permaneció cerca del fuego con los guardias, y su falta de valentía lo condujo a negar a aquel a quien, no obstante, amaba mucho: “No lo conozco(Mt. 26:74).

Este suceso nos pone en guardia. Hay multitud de lugares donde podemos ocultar que pertenecemos a Jesucristo, o bien, dar testimonio de ello: una sala de espera, una oficina, el restaurante de una empresa, una sala de profesores... Aprovechemos las ocasiones para ser testigos muy visibles de la gracia de nuestro Dios.

Mañana empieza la Cuaresma, excelente ocasión para limpiarnos interiormente y cortar de raíz los males que cada quien sabemos cómo y cuánto nos encadenan. Es momento de emprender una revolución interior para desalojar aquellos hábitos y actitudes que contaminan y ennegrecen nuestra alma.

Quizá podamos comenzar por evangelizar el “yo”, purificando nuestras palabras. Luchar por conquistar la virtud de no hablar mal del otro. Trabajar duramente por construir el hábito de no murmurar y juzgar a la ligera al prójimo; antes bien, hablar bien de los demás, aunque a nuestro juicio, no lo merezca. Es que, ¿acaso Jesús nos condena todos los días, pudiendo hacerlo con absoluta razón?

Por mi parte, haré todo lo posible para en este tiempo de reflexión y gracia, el Señor no me diga: ¡Hipócrita… sepulcro blanqueado…raza de víboras..! Amén. 

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