¡¡LO QUE ERES ANTE DIOS…. ESO ES LO QUE ERES!!
Por izquierda y por derecha, aquí y allá, por arriba y por abajo, abundan sugerencias y métodos para aumentar la autoestima y ser feliz. Algunas de ellas son:
“En la vida,
todos necesitamos alguna muestra de aprobación y afecto para seguir con
nuestras diarias tareas. En el trabajo es más requerida por los empleados;
en la casa, por los cónyuges e hijos…
Utiliza frases
positivas como "Yo confío en tus capacidades y sé que lo puedes hacer
mejor". En el lugar de trabajo no te conviertas en el jefe que todos temen
saludar. Si alguien hizo bien su tarea, otorga reconocimientos también, por
excelencia en su labor y ayúdale a seguir así…..
Estimula el
lado emocional de las personas: Pregúntales como
se sienten. Como están. Que les gustaría lograr. El ser humano es un ser
emocional y actúa de acuerdo a sus estados de ánimo….
Elogia
públicamente actitudes y desempeño. De esta manera quien
reciba dicha mención se sentirá estimulado a seguir con actitudes y acciones
que le han permitido ser reconocido ante de los demás. Un elogio sincero y a
tiempo, es mucho más efectivo que llamarles la atención 15 veces al día….
Así las cosas, pareciera que la
autoestima necesita de la consideración ajena, como combustible para poner en
marcha el motor de la satisfacción y del bienestar. ¿Y si nada de lo mencionado ocurre…..se acaba
el mundo?
Hay personas extremadamente susceptibles pasando gran parte de su vida ofendidas o al filo de ofenderse por lo que alguien les hizo o dejó de hacer. ¡Nadie puede ofender si no se lo permite! Generalmente son nuestras “claves” o expectativas de lo que esperamos del otro, las que nos golpean. Y las claves o expectativas son creencias y pensamientos formados por cada uno. No siempre son reales.
Si esperabas que los padres, amigos,
cónyuge, etc., te dieran más amor y no te lo
dieron, no tienes por qué sentirte ofendido, porque son tus expectativas de lo que papá, amigo, cónyuge ideal debieron
hacer contigo, las que fueron violadas. Tus ideas son las que te lastiman. No
digo que no tengas razón….pero, en tales casos ¿de qué sirve tu razón?
No falta quien se enoja con Dios. En realidad, lo que crees que debería hacer
Dios contigo, es lo que te lastima. ¿De veras crees que Dios quiere ofenderte? Dios jamás ofende ni daña a nadie. Él
es demasiado grande como para ofender a su creatura.
Para muchos, el hecho de tunearse, encajar
cierta prótesis en algún punto de su “carrocería”, o tatuarse con indecible mal
gusto - al uso – supone el nuevo Grial. La
liposucción, por ejemplo, es una operación que hacen para sentirse mejor, mejorar la autoestima
y hacerte perder alguna que otra barriga o arruga, pero no logra transformar a la persona.
Y nada digamos de quienes basan su autoestima
en el dinero, poder, fama, título(s) y trabajo que tengas. Pregunta: ¿No eres
nadie y ni vales nada sin aquellos?. Mejor es convencerte que vales por lo que
eres ante Dios, sea mucho o poco lo que puedas realizar, y sobare todo, que tu
conciencia nada te reproche al final del día.
Es decir, es un
sentimiento valorativo de nuestro conjunto de rasgos corporales, mentales y
espirituales que forman la personalidad. Es decir, es un
sentimiento valorativo de nuestro conjunto de rasgos corporales, mentales y
espirituales que forman la personalidad.
Vale
recordar lo que enseña san Pablo en Gálatas 1, 10: “Yo no busco la aprobación de los
hombres, sino la aprobación de Dios. No busco quedar bien con los hombres. ¡Si
yo quisiera quedar bien con los hombres, ya no sería un siervo de Cristo” Esta es la verdadera autoestima.
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