sábado, 21 de noviembre de 2015

PERIODISMO SIN ÉTICA...

LAMENTABLE  PRAXIS….TODAVÍA

Se afirma que la sociedad avanza vertiginosamente hacia progresos en todas las disciplinas. Sin embargo, el periodismo ético – en general - no logró tal calificación; aún cuando abundan cantidad de códigos de conducta, cartas y declaraciones de los medios de comunicación y los grupos de profesionales que contienen principios, valores y obligaciones del oficio del periodista. La mayoría se enfoca en cinco temas comunes:

1. Verdad y Precisión: Los periodistas no siempre pueden garantizar la “verdad”, pero obtener los hechos con exactitud es un principio cardinal del periodismo.

2. Independencia: Los periodistas deben ser las voces independientes, no deben actuar en nombre de intereses específicos, ya sean políticos o empresariales. Deben dejar clara ante la audiencia que su simpatía por cualquier afiliación política personal, no provocará conflictos.

3. Equidad y la imparcialidad: La objetividad no siempre es posible, y puede no ser siempre deseable (al narrar por ejemplo, actos de extrema brutalidad o crueldad), pero informar imparcialmente genera credibilidad y confianza.

4. Honestidad: Los periodistas no deben agredir. Deben ser conscientes de que sus opiniones o imágenes impactan en las vidas de los demás.

5. Responsabilidad: Una señal segura de profesionalismo es la capacidad de asumir su responsabilidad cuando cometen errores, y las disculpas deben ser sinceras, no cínicas. (Estos requisitos no podrá lograr quien usa el micrófono o la pantalla un operador político con “prótesis” de periodista…como tantos….)

Un principio tan cacareado, alentado y defendido por cualquier mortal con un mínimo de sentido común es: "Los medios de comunicación tienen como finalidad primera servir la verdad a la audiencia, informar diciendo lo que "es", y no, lo que “no es" ¿Esto es así en realidad?

No existe publicidad neutra, sino al servicio de unos fines a los que se publicita. Bebidas, tabaco, sexo disfrazado de entretenimiento, esoterismo y demás etcéteras que nos inundan, fastidian y exasperan la vida.

Así financian los anunciantes, productos que potencian la visión hedonista: "con sonrisas de rostros famosos, el logro de unos dientes perfectos; la felicidad sin fin mediante la cartomancia; la vana ilusión de volverse millonario con la promoción tal; la satisfacción “edénica” al consumir tal o cual bebida", etc.

Así las cosas, ningún conductor de programa o director de periódico tiene la menor posibilidad de criticar a las firmas publicitarias de las que extraen sus ingresos, ya que dependen de ellas.

Lo peor, sin embargo, es el diario “zambulleo” malsano y delirante - de estos  conductores de radio y televisión que se creen triunfadores sobre la cresta de las olas, y no caen en cuenta que son solo una sucia espuma a orillas del mar - en la vida y miseria de las personas, con el argumento hipócrita de que la gente tiene derecho a la información.

Entonces aparecen en pantalla nuestros decadentes y desgastados -aunque siempre endiosados hambrientos de efímera gloria - locutores-conductores para informarnos - con ceño fruncido y aparentando aire de preocupación – frivolidades, como primicias.

Algunos ejemplos tóxicos: ¿Qué importa al común de los paraguayos los problemas sentimentales de Lulito, Rociíto o Angelita? ¿Qué importa si la Yiyi tal se ha agrandado o achicado el seno derecho o los glúteos?

¿Qué importa si un farandulero tuvo hijo con ésta o aquella mariposa de la noche? ¿Aporta algo positivo al 58% del pueblo que vive en la pobreza extrema, la pelea del Intendente, Gobernador, Diputado o Presidente con alguno de sus familiares?

¿Qué aprovecha la gente de la información idiotizante -que fulanita se metió con tal jugador- del fútbol mercantil, de su majestad el fútbol y de sus industrias mafiosas?

¿Qué hacer?: Desechar noticias "insaciables de morbosidad". La decencia y el buen gusto, vomitan la gran fábrica de mierda que sirven a los espectadores envueltos en atractivos estuches ¿Cuándo entenderán que a la gente no debe darse lo que quiere? A la gente hay que proveerle lo que sirve y necesita.

No porque millones de buitres comen porquería, dice Carlos Díaz, tienen razón por ser millones. Dicho lo cual, tenemos que asociarnos contra ese menú.

Si estamos ante un micrófono, aprovechemos para formar, más que informar, marcando la diferencia entre tantos medios que desparraman basura, en procura de rating con la confrontación estéril de politiquillos de pacotilla y cualquier otro tipo de prostitución al uso.

Abogo porque el periodismo no se constituya en una profesión en venta al mejor postor. Se dice que la prensa es el cuarto poder. Ojalá sea un poder diferente de los poderes pretorianos que hasta hoy nos subyugan con su mala praxis.

Existen, afortunadamente, también buenos y señores periodistas. Los conocemos. ¡Apostemos por ellos y no perdamos las esperanzas!

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