LAMENTABLE PRAXIS….TODAVÍA
Se afirma que la sociedad avanza
vertiginosamente hacia progresos en todas las disciplinas. Sin embargo, el
periodismo ético – en general - no logró tal calificación; aún cuando abundan
cantidad de códigos de conducta, cartas y declaraciones de los medios de
comunicación y los grupos de profesionales que contienen principios, valores y
obligaciones del oficio del periodista. La mayoría se enfoca en cinco temas
comunes:
1. Verdad y Precisión: Los periodistas
no siempre pueden garantizar la “verdad”, pero obtener los hechos con exactitud
es un principio cardinal del periodismo.
2. Independencia: Los periodistas deben
ser las voces independientes, no deben actuar en nombre de intereses específicos,
ya sean políticos o empresariales. Deben dejar clara ante la audiencia que su
simpatía por cualquier afiliación política personal, no provocará conflictos.
3. Equidad y la imparcialidad: La
objetividad no siempre es posible, y puede no ser siempre deseable (al narrar
por ejemplo, actos de extrema brutalidad o crueldad), pero informar
imparcialmente genera credibilidad y confianza.
4. Honestidad: Los periodistas no deben
agredir. Deben ser conscientes de que sus opiniones o imágenes impactan en las
vidas de los demás.
5. Responsabilidad: Una señal segura de
profesionalismo es la capacidad de asumir su responsabilidad cuando cometen
errores, y las disculpas deben ser sinceras, no cínicas. (Estos requisitos no
podrá lograr quien usa el micrófono o la pantalla un operador político con
“prótesis” de periodista…como tantos….)
Un principio tan
cacareado, alentado y defendido por cualquier mortal con un mínimo de sentido
común es: "Los medios de comunicación tienen como finalidad primera servir
la verdad a la audiencia, informar diciendo lo que "es", y no, lo que “no
es" ¿Esto es así en realidad?
No existe
publicidad neutra, sino al servicio de unos fines a los que se publicita.
Bebidas, tabaco, sexo disfrazado de entretenimiento, esoterismo y demás
etcéteras que nos inundan, fastidian y exasperan la vida.
Así financian
los anunciantes, productos que potencian la visión hedonista: "con
sonrisas de rostros famosos, el logro de unos dientes perfectos; la felicidad
sin fin mediante la cartomancia; la vana ilusión de volverse millonario con la
promoción tal; la satisfacción “edénica” al consumir tal o cual bebida",
etc.
Así las cosas, ningún
conductor de programa o director de periódico tiene la menor posibilidad de
criticar a las firmas publicitarias de las que extraen sus ingresos, ya que
dependen de ellas.
Lo peor, sin
embargo, es el diario “zambulleo” malsano y delirante - de estos conductores de radio y televisión que se creen
triunfadores sobre la cresta de las olas, y no caen en cuenta que son solo una
sucia espuma a orillas del mar - en la vida y miseria de las personas,
con el argumento hipócrita de que la gente tiene derecho a la información.
Entonces
aparecen en pantalla nuestros decadentes y desgastados -aunque siempre endiosados
hambrientos de efímera gloria - locutores-conductores para informarnos - con
ceño fruncido y aparentando aire de preocupación – frivolidades, como primicias.
Algunos ejemplos
tóxicos: ¿Qué importa al común de los paraguayos los problemas sentimentales de
Lulito, Rociíto o Angelita? ¿Qué importa si la Yiyi tal se ha agrandado o
achicado el seno derecho o los glúteos?
¿Qué importa si
un farandulero tuvo hijo con ésta o aquella mariposa de la noche? ¿Aporta algo
positivo al 58% del pueblo que vive en la pobreza extrema, la pelea del
Intendente, Gobernador, Diputado o Presidente con alguno de sus familiares?
¿Qué aprovecha
la gente de la información idiotizante -que fulanita se metió con tal jugador-
del fútbol mercantil, de su majestad el fútbol y de sus industrias mafiosas?
¿Qué hacer?: Desechar
noticias "insaciables de morbosidad". La decencia y el buen gusto,
vomitan la gran fábrica de mierda que sirven a los espectadores envueltos en
atractivos estuches ¿Cuándo entenderán que a la gente no debe darse lo que
quiere? A la gente hay que proveerle lo que sirve y necesita.
No porque
millones de buitres comen porquería, dice Carlos Díaz, tienen razón por ser
millones. Dicho lo cual, tenemos que asociarnos contra ese menú.
Si estamos ante
un micrófono, aprovechemos para formar, más que informar, marcando la diferencia
entre tantos medios que desparraman basura, en procura de rating con la
confrontación estéril de politiquillos de pacotilla y cualquier otro tipo de
prostitución al uso.
Abogo porque el
periodismo no se constituya en una profesión en venta al mejor postor. Se dice
que la prensa es el cuarto poder. Ojalá sea un poder diferente de los poderes
pretorianos que hasta hoy nos subyugan con su mala praxis.
Existen, afortunadamente, también buenos y
señores periodistas. Los conocemos. ¡Apostemos por ellos y no perdamos las
esperanzas!
No hay comentarios:
Publicar un comentario