miércoles, 25 de noviembre de 2015

CRISTIANO…

¡¡¡SERÁS  PERSEGUIDO!!!

El Evangelio de estos días nos recuerda que viviremos tiempos difíciles: de calamidad y castigo, situaciones de angustia y tribulación. ¡Ya lo estamos experimentando!

<<Jesús a sus discípulos: «Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía. (…). Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa mía. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia>> (S. Lucas 21,12-19)

Pero en medio de estas angustias aparece Jesús con todo su Poder y Gloria. Ésta es la esperanza del cristiano perseguido. Los que decimos creer en Él, mantenemos esa esperanza que animo en los buenos y malos momentos. En sus bondadosas manos estamos seguros. ¡LO CREEMOS?

A continuación agrega: <<Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de excesos, la embriaguez y las preocupaciones de esta vida, y venga de repente sobre vosotros como una trampa aquel día. Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre>> (Lucas 21:34-36) 

Si creemos que en la vida y en la muerte somos del Señor, el terror no tiene cabida en nosotros. El miedo será una actitud equivocada. Quien tiene esperanza vive de manera distinta de quien vive solo para comer, emborracharse y molestar al semejante. Esta es la gran diferencia.

Aunque pasemos por las dificultades señaladas, levantemos la cabeza y vivamos con esperanza, porque hemos sido redimidos, sin ningún mérito por nuestra parte. Y lo dice el Único ser confiable, el Único que puede decir de sí mismo: Yo soy la Verdad y la Vida.

Pablo en su carta a los Gálatas 5, 19-21: Acciones que proceden de los bajos instintos: fornicación, indecencia, libertinaje, idolatría, superstición, enemistades, peleas, envidia, cólera, ambición, discordias, sectarismos, celos, borracheras, comilonas y cosas semejantes. Les prevengo que quienes hacen esas cosas no heredarán el Reino de Dios.

Debido al abuso de bebidas embriagantes, el ser humano, llamado a construir paraísos y a alegrar la vida de los demás, construye infiernos, donde sufre más la propia familia: violencia física y verbal, pobreza, hambre y tantas cosas más, que favorecen que haya relaciones conflictivas y destructivas que dañan seriamente a la esposa y a los hijos, además de la autodestrucción que la embriaguez constante trae consigo.

Por consiguiente, todos los cristianos necesitamos – en la vida diaria - ejercitarnos en la virtud de la fortaleza. Esta virtud no ayudará a superar los problemas y barreras, pero si no conseguimos, nos dará capacidad de resistir las dificultades. ¿LO CREEMOS?

Por otro lado, oigamos al Señor decirnos: Aman a quienes les hacen daño; hagan el bien a los que los desprecian; bendigan a los que los maldicen; oren por los que los calumnian. Al que te hiera en la mejilla, preséntale también la otra (…) Sean misericordiosos, así como vuestro Padre es misericordioso. Cosa difícil, no imposible. Intentemos, al menos

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