martes, 3 de noviembre de 2015

EL PODER POLÍTICO NO ES

INDEPENDIENTE  DE  LA  MORAL

Este tiempo en que el fragor de la batalla electoral por el poder puede traducirse en “mato o muero” a juzgar por la barbarie con que ciertos contendientes (la mayoría de ellos se dice cristianos) se agreden mutuamente. No pocas almas desean ardientemente la llegada del día “D”, es decir, el 15.11.15 confiadas que podría bajar los decibelios de amores, desamores y rencores que “fagocitan” la sabrosa convivencia humana.

Vale la pena citar la autocrítica de Arizmendiarrieta: “Nosotros, los cristianos hemos de reconocer que somos responsables ante Dios, ante nuestra conciencia y también ante la historia y el mundo, de estas atrocidades, de estos extravíos, de este paganismo reinante en todas las esferas, paganismo que no la podemos encubrir sino desenmascarar y combatir, con la doctrina de Cristo, combatiendo en lo moral y cristiano que gira sobre los ejes de la justicia y caridad.

Y no se crea que, el orden político es independiente del cristiano… una esfera en la que Cristo y su doctrina no tienen entrada, ni tampoco que mientras se cuelgue un crucifijo en las paredes estamos libres de otros deberes, que los deseos pueden dar rienda suelta a las pasiones del odio y la venganza (…) La autoridad debe ser respetada sabiendo que gobernar es servir en primer lugar a los intereses de las familias, a la ciudadanía (…) ¡Cuántas veces se le tiene a Cristo – aprisionado - en la casa o en el coche, pero se le desconoce en contacto con el prójimo, en la billetera y en las cuentas bancarias..!

Hoy somos responsables de desastres y extravíos cuando no se respeta al hombre como hombre, negándole sus derechos inalienables; de quienes no ven en el hombre más que un animal, un súbdito, sin más misión que la de ser útil y provechoso; de quienes llamándose cristianos tienen a flor de labios en nombre de Dios, pero cuyo dios es el poder, dinero y prestigio social.

Hay silencios que son traiciones: es obligación, también de todo político cristiano, recordar que el hombre es algo más que una máquina, algo muy distinto también de los animales de rebaño (no arreables). Es necesario y urgente oponerse a las doctrinas modernas que, ignorando la dignidad humana, “llevan a las mentes la confusión, al orden social una inversión lamentable de valores, un despotismo y tiranía inaguantable, brutales, antihumanas y antinaturales”.(cfr. El hombre cooperativo p. 60-61).

Es saludable que el político - del color de trapo que fuere – ayune de la tentación de creerse nuevo rabino moralizador, gerente mesiánico de salvación del pueblo con molestosos discursos y anémica ética cívica. De no redimirse de tanta bajeza intelectual y moral, hasta podría llegar a exigir que el Dogma de la encarnación o la existencia del purgatorio sean sometidos a la Sacra Autoridad del Congreso. (cfr. Carlos Díaz – Ilustración y Religión p. 25). 


No se escandalice amable lector, usted lo sabe,... de cierta fauna política, es dable esperar ilusoria, sugestiva y monstruosa audacia para poner en marcha colosales disparates.

Pero, ¿por qué no pensar en una metanoia o conversión de mente y corazón como algo posible? El cristiano puede si quiere, buscar con sinceridad el orden, la igualdad, el respeto. Posee todas las condiciones para lograrlo. Ojalá que quienes hablan de Dios, también hablen con Él, para implorar hacer bien, esta vez, lo que prometen. ¡Amén! 

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