¿¿PREPOTENCIA,
IGNORANCIA O DEBILIDAD??
Fanático. Defiende con tenacidad desmedida y apasionamiento,
creencias u opiniones, sobre todo religiosas o políticas. Un
fanático también es aquel que se entusiasma o
preocupa ciegamente por algo. (Diccionario Larousse).
El sufijo ismo hace referencia a
una doctrina, a una creencia en particular. Por otra parte, el término fan
hace alusión a un seguidor más bien entusiasta de una persona o cosa en
particular. Por ende, fanatismo significa el seguimiento y
defensa vehemente de una persona, doctrina o religión de una manera
extremadamente pasional, al perder así cualquier sentido crítico sobre lo
que se es fanático.
(Cesar A. Alcalà Brazón)
Fanatismo político. Todos podemos recibir o heredar una
ideología política, y eso no está mal; el problema surge con el fanatismo por
dicha idea. Hoy
día – como se ve – el fanatismo político ahoga a la persona en su proselitismo
por causa política,
religiosa, deporte, pasatiempo o hobby, o hacia una persona
a quien idolatra.
Como la persona
fanática se manifiesta de modo obstinado, no pocas veces indiscriminado y
violento, llega en casos extremos a supera la racionalidad,
al extremo de asesinar. (Abundan demasiados casos, lamentablemente)
Fanatismo
religioso. Es uno de los
tipos de fanatismo que más muerte, dolor y lágrimas, ha
generado a través de la historia en cuanto bajo ésta, se han llevado a cabo conflictos
bélicos, holocaustos, asesinatos.... Durante siglos, miles de hombres fanáticos
influenciados bajo las grandes religiones han cometido barbaridades contrarias de
la propia religión lo cual deja a ver que el individuo está actuando no bajo fe, sino por pura obsesión. (Fuente Wikipedia).
Fanatismo futbolero. El deporte “pelota” por lo que se nota,
llegó a convertirse en una suerte de religión o cultura del entretenimiento que
despierta pasiones y sentimientos encontrados en las personas hacia el equipo
de su preferencia, al punto de infartarse por inmensa alegría o desilusión..
El
fútbol es un deporte que despierta pasiones y sentimientos encontrados al
extremo de exacerbar los ánimos y terminar en
violencia, en muchos casos. Una muestra de ello son los
enfrentamientos entre miembros de una misma familia. Nada digamos de las barras
“rehenes” de los equipos más populares.
Se recomienda ir a los estadios para
disfrutar en familia el espectáculo, apoyando cada quien a su equipo. Y así
debiera ser. Pero resulta que, el fútbol divide más que unir, altera los ánimos,
enajena conciencias que hace olvidar la realidad, enriquece a los medios, a
vendedores de alcohol, y endiosa a futbolistas. (Abundan demasiados casos).
Los medios crean irrealmente figuras
costosas pero, lo único que genera este deporte - cuando es mercantil e
idiotizante - es enemistad, rivalidades, comportamientos tontos de apreciación
hacia este o aquel color de camisetas y se tiende a establecer una rivalidad de
uno u otro lado. El fútbol es un juego que debe disfrutarse. Nada más.
Si llegamos vivir sin
fanatismo el fútbol, la religión y la política, veremos que la grandeza de
estas actividades reside en que pueden unir, respetar y amar a los del otro
equipo, aunque vistan diferentes colores de camiseta.
Basta ya de luto y dolor en el
seno de familias paraguayas por causa del fanatismo idiota.
No hay comentarios:
Publicar un comentario