domingo, 8 de noviembre de 2015

LOS QUE TIENEN MUCHO.... SON MUCHO....

¡MENOS  SOLIDARIOS  DE  LOS  QUE MENOS TIENEN!

¿Se habla de generosidad cuando lo que se hace es por interés, esperando recibir algo a cambio?  El santo Evangelio según san Marcos 12, 38-44, del día de la fecha nos relata:

En aquel tiempo, enseñaba Jesús a la multitud y les decía: Guardaos de los escribas, que gustan pasear con amplio ropaje, ser saludados en las plazas, ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y que devoran la hacienda de las viudas so capa de largas oraciones.

Esos tendrán una sentencia más rigurosa. Jesús se sentó frente al arca del Tesoro y miraba cómo echaba la gente monedas en el arca del Tesoro: muchos ricos echaban mucho. Llegó también una viuda pobre y echó dos moneditas. Entonces, llamando a sus discípulos, les dijo: Os digo de verdad que esta viuda pobre ha echado más que todos los que echan en el arca del Tesoro.

Pues todos han echado de los que les sobraba, ésta, en cambio, ha echado de lo que necesitaba todo cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir.

Daniel Goleman, célebre psicólogo “padre” de la tesis de la inteligencia emocional, se cita un estudio hecho en las universidades de California y Holanda en el que se concluye que quienes tienen más poder económico o más estatus, muestran menos compasión por sus semejantes.

Goleman explica, que los poderosos se fijan poco en los de abajo porque poco los necesitan. Además, dice: los privilegiados no requieren de la solidaridad de los pobres, simplemente porque la pueden comprar y pagar, por ejemplo, en la ayuda en las labores domésticas  o el cuidado de los niños.

En el estudio de la Universidad de California, se llega a la conclusión que el estatus socioeconómico influye en nuestra habilidad para juzgar las emociones ajenas, y que los pobres tienen más empatía (participación afectiva, y por lo común emotiva, de un sujeto en una realidad ajena) que los ricos.

Nosotros, sin estudios, encuestas ni sondeos podemos advertir que en la vida cotidiana, los pobres son más solidarios, a ejemplo de la cita bíblica. Es que, como reflexiona el papa Francisco (14 de octubre de 2014):

La fe no necesita aparentar, sino ser. No necesita ser alimentada por cortesías, especialmente si son hipócritas, sino por un corazón capaz de amar de forma genuina. Jesús condena este tipo de seguridad centrada en el cumplimiento de la ley.

Jesús condena esta espiritualidad de cosmética, aparentar lo bueno, lo bello, ¡pero la verdad por dentro es otra cosa! Jesús condena a las personas de buenas maneras pero de malas costumbres, esas costumbres que no se ven pero se hacen a escondidas […]

Jesús nos aconseja: no dar solamente lo que nos sobra. Y nos habla de esa viuda que ha dado todo lo que tenía para vivir. Y alaba a esa mujer por haber hecho esto. "Dar" es la acción del generoso. Dar una limosna, por ejemplo, en el campo material. Pero también dar de mi tiempo, compartir mis conocimientos con los demás o contagiar mi alegría con una sonrisa son manifestaciones de esta virtud.

Hay muchas maneras de "dar", y muchas motivaciones para nuestra donación. Tampoco es generoso quien da, pero sólo un poco de lo mucho que podría, como nos muestra el Evangelio. ¿Y qué decir de quien es generoso para que los demás digan: ¡qué bueno es..!?


Madre Teresa dijo y vivió: hay que "amar hasta que nos duela". Si mi donación es costosa, voy por buen camino. Y este "dar" se identifica con la generosidad cuando se hace pensando en el bien del otro, cuando se da por amor. 

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