Nuestra de cada año…..
Techos de las
casas, copas de árboles y gran cantidad de basura es lo que sobresale en toda la
zona ribereña de Asunción y ciudades costeras de todo el país, están
prácticamente anegadas, refieren los medios masivos de información.
En el décimo
Departamento, como en otros, la noticia es igual o peor. Debido al
significativo aumento del caudal del Río Paraná, que llegó a inundar las zonas
de los barrios San Rafael y Remansito de Ciudad del Este, nuestro Obispo y
convoca a la ciudadanía en general a unirse a la campaña que se abre para
ayudar a las familias afectadas por la crecida del Río Paraná.
Los pobladores
que no reciben la ayuda estatal - y los que, también reciben - se ven “obligados”
a volver a la zona inundada para recomenzar todo de nuevo, y luego, más
temprano que tarde, volver a sentir una y otra vez la misma tragedia.
Así las cosas,
se reinicia el proceso de preparar planes de contingencia para ayudar a las
familias afectadas. En tantas décadas sin resolverse definitivamente - lo que
puede resolverse - ¿cuántos miles de millones del erario público, es decir,
nuestro dinero, se ha destinado para intentar paliar los efectos de la
improvisación?... ¿y cuánto y, hasta
cuándo seguiremos aportando?
¿Cuándo llegará el día que los políticos
abandonen la obstinada costumbre de cacarear grandilocuentes discursos, para
luego incumplir sus promesas? En el caso que nos ocupa, ¿Por qué no se soluciona
definitivamente el problema, si desde décadas venimos soportando los mismos
inconvenientes?
A propósito, extraigo parte del
comentario de Rolando Niella – ABC 10.06.14 que dice: “La causa principal de
esta injusticia impositiva es que hasta el día de hoy todos los gobiernos,
incluyendo al actual, carecen por completo del concepto de política fiscal y
solamente piensan en los impuestos como medio de obtener dinero para alimentar
la angurria de una administración pública gigantesca, ineficiente y venal, que
derrocha los recursos por incapacidad o corrupción.
Una política fiscal es, desde luego, un
instrumento de recaudación; pero es mucho más que solamente eso: es un
importante instrumento de política económica y una herramienta indispensable
para el desarrollo social. Sin política fiscal, el incremento de impuestos se
convierte en un manoteo de dinero a como dé lugar, para tapar los agujeros
creados por la inoperancia, el despilfarro y la malversación”.
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