¡VIRTUD URGENTE Y NECESARIA!
Pocas personas han de ignorar que, paciencia, es una de las virtudes más codiciadas, sin embargo, frecuentemente rechazada. Motivos sobran: tránsito lento, insoportable, el calor, esperar largas horas por un trámite sencillo en cualquier institución pública, etc, etc.
¿Por qué vivo apurado, corriendo todo el tiempo; por
qué no puedo parar; qué persigo? Respuesta: “soy esclavo de mí mismo, de mi
impaciencia, corriendo para llegar al trabajo, para escribir, para ir
velozmente… para llegar a hora, muchas veces, a ningún lugar”.
La juventud
embiste a un tigre de papel, y la llamada “crisis generacional” estalla con
atronador fragor de una represa que se rompe (cfr. p. 33). ¿Cuánta responsabilidad tenemos los
adultos en el desquiciamiento juvenil? En
muchos casos, es el mismo desquiciamiento del adulto mismo.
De ahí que en el terreno pedagógico, la crisis del
joven implique también la crisis de la pedagogía y de los pedagogos. (p.34). Ya
sabemos que la impaciencia produce estrés, y el estrés literalmente mata.
Es oportuno recordar lo dicho por A. Einstein: “La
sabiduría no proviene de estudios ni educación, sino de toda una vida luchando
por conseguirla”.
La impaciencia hace sufrir y lo que hace sufrir, es
doloroso. El poeta Amado Nervo dice: “lo
que nos hace sufrir nunca es una tontería, puesto que nos hace sufrir”
Así las cosas, ¿para qué sufrir?...sepamos que el
éxito de una persona depende de la magnitud del desafío que enfrenta. Luego,
enfrentemos nuestra impaciencia.
Si descubro que la impaciencia
es mi enemiga, es urgente y necesario que levante una muralla contra el mal que
me atormenta. Nunca es fácil cambiar de hábitos, es difícil cambiar de vida.
Destruir la “impaciencia autodestructiva” es el desafío.
Depende de cada uno decidir acumular malestar sobre
malestar que provoca infelicidad. Toda rectificación de aberraciones constituye
progreso. ¿Por qué seguir viviendo en mi propio campo de concentración?
No hacer lo que debo, sabiendo que debo y puedo para
ser feliz, es enriquecer aun más el hiper-poblado museo de la extravagante
imbecilidad.
Sí amigos, la paciencia es un camino seguro al cielo.
Cultivémosla. Este servidor se declara indigente de paciencia, pero lucha diariamente para vencer el demonio de la impaciencia.
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