martes, 3 de diciembre de 2019

¡SED DE JUSTICIA! ...

¿UTOPÍA POSIBLE?
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Se lee en el diario Abc de fecha 01.12.19: “Parlasur, un ejército de zánganos que le cuesta caro a Juan Pueblo. El dinero público no solo se roba, sino que también se derrocha (…) Un ejemplo palpable lo constituye el dinero que se destina para financiar el ocio y el turismo de un grupo de políticos parásitos que representan a nuestro país en el completamente  inútil Parlasur”.

Son 18 supuestos legisladores regionales, con sus respectivos suplentes, que no hacen nada útil, cuyas resoluciones no sirven absolutamente para nada –no son vinculantes– pero tienen sueldos de parlamentarios, además de una sede y hasta numerosas personas a su servicio (…)

Más de 23.000 millones de guaraníes costará este año mantener una representación totalmente prescindible. Esa suma se puede reducir al mínimo indispensable, como enseña la experiencia de los demás países socios. Los “parlasurianos” ofenden a la población carenciada y al sentido común, con la complicidad de los Poderes Legislativo y Ejecutivo.

Con muy buen criterio, en los otros países socios (...) han encontrado la solución justa al problema: los representantes ante el Parlasur son designados entre los legisladores electos, a quienes se les paga un viático las veces que viajen para alguna de las escasas e inútiles reuniones en Montevideo.

Por lo dicho y no dicho, y por tantas abominaciones más que nos  azotan, anhelo profundamente:

* Un político que sienta remordimientos por mal desempeño en sus funciones.
* Un  político que no "sirva a su país" sólo motivado por dinero. 
* Un político que no sea esclavo del correlí más mbareté.

* Un político que no aplaste al pobre, mientras sigue lamiendo las botas del nuevo Epulón.
* Un político decente, sereno equilibrado, educado. No un mono con pantalones y corbata.
* No, político que cree estar en la “cresta de las olas”, siendo sólo desecho a la vera del mar..

* Un político que “conozca y comprenda” el real significado de “servicio y dignidad”.
* Un político que sea decente, cumplidor de las leyes justo; ya no un delincuente.. Es decir;
* Un político que por fin, sea honesto, valiente y patriota. 

Que nos haga vivir -si no en un Paraíso-, al menos, ya no en un infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga. (Mr. 9, 48) En un Paraguay que se dice mayoritariamente cristiano –autoridades incluidas – ¿acaso es imposible anhelar un país limpio, con justicia y menos calamitosamente luciferina?

Soñar no cuesta nada, pedir, tampoco. Quizá el Niño Dios nos dé una manito en esta Navidad. 

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