LOS APLAUSOS: ¡¡SE GANAN!!
Afirman que el aplauso, como el respeto
se gana.
No se impone. No se compra. Si preguntas a cualquiera en la calle: ¿por qué aplaudís?...seguramente dirá titubeando...porque
piden.
¿Qué importa aplaudir? Importa si amerita. No importa si se hace mecánicamente. Por ello, considero útil saber el por qué algo se hace o dice.
Me permito ensayar algunos motivos que nos impulsan a aplaudir:
Porque es costumbre y algo mecánico; así siempre se hace. Porque
me gusta. Porque piden o exigen. Para no desentonar…si no aplaudo…saé
loo…puedo perder puntos…
Aquel psicólogo afirma:
“aplaudir puede ser también una manera de expresar la emoción reprimida o el
deleite generado por algún estimulo” Y agrega: “pruebas con monos y
niños muestran como estos aplauden espontáneamente al sentirse emocionados”.
¿Y si se trata de masas? Dice el
sociólogo francés Gustave Le Bon: “Una agrupación humana con rasgos de pérdida
de control racional, mayor sugestionabilidad, contagio emocional, imitación,
sentimiento de omnipotencia y anonimato para el individuo”
De este modo, la masa no se puede expresar de la misma forma que un individuo, necesita de un código propio para expresar opiniones de conjunto. Es en este marco donde entran en juego los silbidos y los aplausos.
El comportamiento de la masa en la
política y arte, funcionan por aclamación. Esta consiste en el grito de entusiasmo con que el pueblo manifiesta su
estimación y aprecio a algunas personas eminentes o presta su aprobación...
Es cierto que hace miles de años se bate palmas y se grita, es decir, se hacen todas aquellas acciones destinadas a hacer ruido durante un acto público son modo de expresar un acuerdo respecto a algo.
El rey del rap español Kase. O dijo en
entrevista al canal de noticias RT:
"El aplauso del público es la droga más dura" (Publicado:
08.02.18)
“Gracias,
para el siguiente número necesito la ayuda de ustedes. Los que están en el
gallinero, aplaudan... el resto de ustedes, basta con que hagan sonar sus joyas", expresó John
Lennon en la primera actuación de Los Beatles en el Royal Variety de
Londres ante la realeza británica (1963) Y agregó: “Somos más populares que Jesucristo” (marzo/1966 a la periodista Maureen Cleave).
Al acudir a un acto público,
sabido es que, o se festeja algún acontecimiento, aniversario, logro o a un
rosario de promesas políticas (que en elevado porcentaje no se cumplen).
En eventos políticos, mirando a las cámaras
de Tv aplaudirán a rabiar y hasta el hartazgo, los instalados en las primeras filas,
ergo, los “funcionarios bien pagados”, al oír el nombre del “jefe”. En las demás
filas los acarreados, aplaudirán también, pero con dientes apretados.
El aplauso, no siempre es algo baladí (vyroreí).
Alguien dijo que se trata de un artefacto sencillo y poderoso a la vez, que puede
sonar virtuoso y espontáneo de reconocimiento, como grotesco e inducido cuando
demandan ardientes presentadores del “gran evento”.
Es increíble que un gesto tan mínimo,
tan económico, tan a la mano de cualquiera, pueda querer tanto y hasta determinar la elección de
un candidato a Presidente de alguna Comisión. ¿Acaso alguien no accedió al cargo mediante un “fuerte aplauso” como válido requisito?
El aplauso debe ser sincero y merecido. Nunca para satisfacer a hambrientos de halagos.
El aplauso se gana. No se pide ni se compra. ¡Mbe éicha pio la ne re entendéi anguirú!
Pero aplaudo con vigor y sinceridad a quienes festejarán el cumpleaños del Emmanuel con nosotros.¡Feliz Navidad!!
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