La RAE define Respeto: “Consideración
con que se trata a una persona o una cosa por alguna cualidad, situación o circunstancia
que las determina y que lleva a acatar lo que dice o establece o a no causarle
ofensa o perjuicio”.
Así las cosas, el respeto es una cualidad que valora al otro yo, porque reconoce la dignidad de cada persona como tal;
es decir, sabe que es un derecho humano, el no ser
despreciado.
Dicen que la falta de respeto es un mal
de estos tiempos. Quizá porque la familia, como tal, está degradada. El
respeto, esencia
de relaciones humanas y de la vida en comunidad, se adquiere en
casa. (No se aprende en la escuela y menos en el cuartel)
Respetar es derecho y obligación.
Derecho
porque todos nos debemos un trato acorde a la dignidad como personas. Y obligación,
porque también debemos actuar del mismo modo con los demás. “Haz
con los demás lo que quieres que hagan contigo”, dice la regla de oro.
Entonces, ¿por qué la persona falta al
respeto a otra sin sentir un gramo de culpa? ¿Por qué desprecia y humilla
al semejante cuando no cumple con la hora pactada y ni siquiera tiene la
delicadeza de avisar? Una razón pudiera ser: Por "creerse superior".
Es hora de aplastar, con más razón si
nos decimos servidores del Reino, la rastrera costumbre de "ser
fuerte con el débil y cobarde con el fuerte". El Papa Francisco
pide respetar siempre la dignidad humana, en especial la de los débiles.
Sin valores morales -no adquiridos en casa- las personas
apuntan su enana vida en conseguir bienes
materiales y en satisfacer sus bajos deseos o caprichos sin respetar a los
otros. La gente con “cartones académicos”, sin educación, se convierte en
repelente y molestosa plaga social.
Que irrespetuosos proliferen en
nuestra patria enferma es "culpa" del núcleo familiar porque éste
"la familia es la primera escuela y base de toda sociedad” Si
los padres no disciplinan a sus hijos, éstos se vuelven malos
ciudadanos y futuros engendradores de “abortos sociales”.
El sociólogo Sergio Sinay habla de tipos
de orfandad:
- Orfandad
Ética: Los hijos no tienen referencias éticas. Los padres no trasmiten
valores, (porque no tienen o porque los ignoran).
- Orfandad
Afectiva: Los hijos carecen de afectos que refuercen el valor como persona. Esta orfandad muchas
veces es sustituida por “cosas-regalos
materiales”.
- Orfandad
Normativa: No hay normas ni límites para nada. Todo es permitido en
nombre de la “democracia, libertad y
dignidad”…. Y finalmente;
- Orfandad
Espiritual: Dios es aplastado por el “dios de las 4 P´s”:
plata, poder, placer, prestigio. Lo hijos son “hormeados como estúpidos” por el fútbol mercantil,
pornografía de la Tv (arropada de diversión) y tantos “ídolos pasajeros” que
“superan a Dios”.
¿Qué idea de Dios
tienen hoy muchísimas familias que se declaran cristianas?
Propuesta:
Disciplinemos proactivamente a los hijos. Disciplinar no es castigar. Es discipular, guiar, enseñar, modelar,
evitando dos extremos: el Permisivismo y el Autoritarismo.
Urge hincar nuestra reflexión, deseando
ver claro en medio de tanta maraña libertina. Ver claro y saber rescatar con mucho tino lo principal y
prioritario que hay que pensar, decidir y hacer en esta hora: Educar
en valores de respeto, decencia, honestidad. ¡Feliz Navidad!
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