sábado, 25 de octubre de 2014

“IGNORANTES” CON PLATA…

¡TERRIBLE  LACRA  SOCIAL!

“El hombre es – dice José R. Ayllón- para las diferentes ciencias, un animal racional, social, económico, histórico y hablador. Dicho de forma más cruda, pero no menos real: un trozo de carne capaz de moverse y hablar, ponerse enfermo, comprar, pagar impuestos y poseer ciertos derechos y deberes, e incluso, cierta buena o mala fama”.

A juzgar por la ingente chatura cívica que – en general – caracteriza al compatriota, algunas veces me digo que la vida pacífica en mi país es casi imposible por el egoísmo, desfachatez y prepotencia – entre otras perlas - de muchos ignorantes (con títulos académicos, incluso).

Egoísmo, porque tantos con conducta bestiaria gritando “sólo yo”, atropellan al semejante. Molestan al vecindario con polución sonora y gritos salvajes hasta altas horas de la madrugada, entre otras lindezas al uso, tan conocidas de nuestra maltrecha fauna guaraní.

Desfachatez. La desfachatez es propia del imbécil moral, incapaz de discernir lo bueno de lo malo. Su libertad la usa de modo contradictorio, como un arma de doble filo que puede volverse contra sí mismo o contra los demás: esclavo de sus bajas pasiones, alcoholismo, irresponsabilidad, mal carácter, cinismo, insolidaridad, que se traduce en el olímpico desprecio a normas de sana convivencia humana.

Prepotencia. Característica del “burro” con plata. La grosera ostentación es producto de supina ignorancia. El mbareté-pokaré, generalmente comparte morada con el poder político. Sabido es que nuestros políticos – salvando honrosas excepciones – están comprometidos gravemente en hechos delincuenciales.

No gozan de la estima ciudadana. Son catalogados como peste nacional. Y todavía exhiben con arrogancia sus bienes – aunque pudieran ser ??? si lo son… legales – no pocos ciertamente son inmorales, por estar manchados de sangre y sufrimiento de este pueblo hambreado a quien dicen representar. (cfr. Tv, radio y prensa escrita).

El Paraguay, antaño bello y alegre, hoy tierra de nadie, fracturado, maximísero, sucio e ignorante - debido a gestión de malos políticos asaltantes del poder - necesita de patrióticos esfuerzos para buscar justicia y poner freno a esa especie de “vocación” de vivir fuera de la ley, que tanto se practica.

El país puede volver a recuperar la grandeza, si logra recomponer su nivel cívico-moral. Bueno es, por tanto, llevar en cuenta lo que el Papa Ratzinger había dicho alguna vez: “El verdadero problema de nuestros días es la ceguera de la razón para percibir la inmensa dimensión no natural de la realidad

Sugerimos iniciar el proceso de reconstrucción comenzando por dos cuestiones puntuales y de aplicación inmediata: 1) Practicar el respeto a los demás, siempre. 2) Trabajar la regla de oro: “No hacer al otro lo que no quiero que me hagan a mí”, es decir, procurar hacer el bien y evitar el mal.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario