¡NO HAY EDUCACIÓN MORAL!
A juicio de
Jacques Maritain, una de las virtudes más destacadas es el culto a la verdad.
Definida sencillamente, la verdad sería lo opuesto a la falsedad; sería la que
nos brinda un informe cierto de la realidad, es decir, lo contrario de la
mentira y del error.
Nos han enseñado
¿en casa?, en la catequesis…en la escuela…que la verdad es el fundamento de la
vida humana, tanto de la vida personal como de la vida social. El hombre tiene,
o debería tener como objetivo básico la tarea de gestionar su existencia
conforme a la verdad, descubriendo y entendiendo su auténtico sentido.
De donde se concluye
que el en cualquier cultura, sociedad o país, y en todo tiempo, el ser humano
debería estar en la búsqueda de la verdad, de los valores y del bien común, la
justicia y la solidaridad. Algunas virtudes que derivan del amor a la verdad:
a) La sinceridad,
virtud ésta que necesitamos de modo especial. La sinceridad exige que nuestros
actos estén en consonancia con lo que “decimos”. Nos exige quitar máscaras.
b) La veracidad, es la sinceridad de las palabras. La palabra es exigencia y compromete a
las personas que la emiten. ¿Por qué comprometen?...Porque lleva un mensaje,
transmiten algo personal a alguien.
Si nuestro
lenguaje es positivo y sincero, somos portadores de armonía y vida. En cambio, si
la manipulación rige las relaciones de un grupo laboral, familiar…no podemos
hablar de comunicación. Es necesario decir la verdad, siempre. “Soy amigo de
Platón, pero primero, soy amigo de la verdad” (Frase atribuida a Aristóteles).
c) La confesión de los
pecados y errores. Es de necios persistir en el mal o en el error. La falla, la
equivocación es común a todos los mortales. Nadie está exento, por el mero
hecho de ser humano, finito y con tendencias al mal.
Pero, una vez
descubierto el error, se tiene la obligación moral de corregirlo. No vale- en
este caso - aquello de: “Nadie está obligado a declarar en su contra”
Así las cosas, podríamos intentar poner en práctica - difícil, pero posible - ,
algunos propósitos:
Luchar por decir
la verdad, por hacer el bien, por ser justos. Tomar conciencia de hacer el
trabajo bien hecho. Obrar con sentido de cooperación. Trabajar la imaginación
creativa y la capacidad intuitiva (intuición). Utilizar correctamente la
inteligencia. Por ejemplo:
Que un arquitecto o ingeniero contratado
utilice materiales resistentes y de buena calidad, en vez de usar materiales de
segunda. Que un juez se niegue a ser sobornado para liberar al culpable de un
delito.
Que un funcionario público no sea obligado
por su jefe a “coimear”. Que un contador no colabore con sus clientes, en la
evasión de impuestos. Que el árbitro de fútbol sancione a quienes infringen las
reglas, sin favorecer a nadie, en particular.
En un hospital, que un médico se niegue
a practicar un aborto, por lesionar los principios éticos de la institución.
Que el policía no reciba soborno para evadir una ley. Que el patrón, pague el
salario justo a sus empleados, etc, etc, etc.
Es decir, que la verdad, por fin, ocupe
el lugar de la mentira y el engaño.
“El desafío ineludible -
decía Montero Tirado- es actuar con una ética que contribuya a la construcción
del bien. La conducta humana que merece calificarse como ética negativa, porque
hace mal, mata el desarrollo y futuro de personas, comunidades e instituciones”.
Por eso se afirma que
sin ética no hay futuro. Un análisis del subdesarrollo de nuestro país y sus
causas lleva desgraciadamente a la conclusión de que la falta de ética de
muchos ha sido y sigue siendo el factor más gravitante para mantener el
subdesarrollo.
Las culturas construyen
su código de ética. Es importante saber que todas coinciden en un principio
mínimo: “No le hagas al otro lo que no quieres que te hagan a ti” o en
positivo: “Haz al otro lo que quieres que te hagan a ti”.
Sin ética no hay futuro. “La ética es parte constituyente del ser humano. Es
imposible eludir la responsabilidad personal y colectiva ante el bien y el mal.
(Jesús Montero T. ABC 22.07.13).
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