miércoles, 2 de agosto de 2017

“TODOS PARA UNO Y…

  UNO  PARA  TODOS”


La solidaridad humana, tal como se expresa en la consigna (de los tres mosqueteros) "todos para uno y uno para todos" es el fundamento de la gestión y de la participación en los bienes comunes. Toda  actividad común exitosa se desarrolla a través del trabajo con los otros y en armonía.. 


Dice Alejando Marchesán, Consultor Organizacional en RRHH: El mundo actual es demasiado complejo para que solo una persona se dé cuenta de todo, todo el tiempo e imponga sus opiniones a los demás.

Se define Sistema: “conjunto de partes que actúa interdependientemente, formando un “todo” unitario”. Luego, cuando decimos que el “sistema no funciona”, es probable que haya comunicación deficiente, celos, individualismo, etc.

Ello supone desarrollar principios y valores, unidos a las competencias técnicas de los miembros de equipo. ¿De qué sirve a la empresa las altas capacidades técnicas de un miembro, si es incapaz de trabajar en equipo?.

John C. Maxwell dice: “Ante cualquier equipo que guste de medirse por sus mejores hombres, la verdad es que: todo equipo es tan fuerte como lo es el eslabón más débil”. No importa cuánto traten de racionalizarlo, compensarlo u ocultarlo, finalmente, un eslabón débil queda en evidencia. Es la ley de la cadena.

Trabajar en equipo requiere comunicación, colaboración, y reconocimiento mutuo en el trabajo. Para ello, hay seguir las siguientes recomendaciones: Escuchar lo que los demás tengan que decir, tanto si parece o no, una buena idea.

Es mejor preguntar, aclarar las dudas ante algo que no se entiende o no ha quedado claro. 
Buscar los aspectos positivos de las ideas y acciones. Enfocar las opiniones hacia las ideas y no en las personas al comentar algo que funciona o no funciona. Enriquecer el trabajo y las ideas del resto del equipo de trabajo.

Ya no basta con tener grandes talentos, la importancia de trabajar en equipo reside en contar con las personas adecuadas, capaces de colaborar e involucrarse en busca de un objetivo común.

El trabajo con sentido de unidad logra doble beneficio. Permite agilizar los procesos de elaboración y los resultados son de mayor calidad. Además, mejora el clima laboral, porque incitan a trabajar en armonía, compartiendo experiencias día tras día.

Pero además de estas ventajas del trabajo en grupo, existen múltiples beneficios de los trabajos colaborativos, tanto a nivel individual como grupal: Las habilidades y talentos se complementan. Aumenta el aprendizaje porque se comparten conocimientos entre unos y otros, de forma que las debilidades se fortalecen.

Crece la confianza de tu entrono, y aprendes a confiar en los demás. El sentimiento de pertenencia se incrementa. Disminuye el sentimiento de soledad y aislamiento, formas parte de algo. Las metas que a nivel individual no puedes alcanzar se convierten en éxito al trabajar en equipo. De no ser así, ocurre lo que nos relata el famoso cuento:

Asamblea en la carpintería. Cuentan que en la carpintería hubo una vez una extraña asamblea. Fue una reunión de herramientas para arreglar sus diferencias.

El martillo ejerció la presidencia, pero la asamblea le notificó que tenía que renunciar. ¿La causa? ¡Hacía demasiado ruido!. Y además, se  pasaba el tiempo golpeando. El martillo aceptó su culpa, pero pidió que también fuera expulsado el tornillo; dijo que había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo.

Ante el ataque, el tornillo aceptó también, pero a su vez pidió la expulsión de la lija. Hizo ver que era muy áspera en su trato y siempre tenía fricciones con los demás. Y la lija estuvo de acuerdo, a condición de que fuera expulsado el metro que siempre se la pasaba midiendo a los demás según su medida, como si fuera el único perfecto.

En eso entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo. Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Finalmente, la tosca madera inicial se convirtió en un fino mueble. Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, la asamblea reanudó la deliberación.

Fue entonces cuando tomó la palabra el serrucho, y dijo: - Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos ya en nuestros puntos malos y concentrémonos en la utilidad de nuestros puntos buenos.

La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía y daba fuerza, la lija era especial para afinar y limar asperezas y observaron que el metro era preciso y exacto.

Se sintieron entonces un equipo capaz de producir muebles de calidad. Se sintieron orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos. Así las cosas, el famoso juramento de unión y auxilio mutuo de ¡Todos para uno y uno para todos! debería aplicarse en todo emprendimiento para el lograr el éxito esperado.

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