domingo, 13 de agosto de 2017

COMPROMISO DEL CATEQUISTA


¡¡¡ENVIADOS POR  CRISTO!!!   (I)

Resultado de imagen para catequista¿Cómo, pues invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueron enviados? (Romanos 10, 13-15).

Los que predican el evangelio son enviados, embajadores en nombre de Cristo. Donde pisan, no pisan ellos; pisa Cristo. Donde hablan, no hablan ellos; habla Cristo. Donde sanan enfermos, no los sanan ellos, sana Cristo.

Donde abran la boca, palabras de Vida saldrán, los corazones duros se transformarán en corazones dóciles, el infierno temblará y habrá fiesta en el cielo. Porque la Biblia dice que cuando un pecador se arrepiente de sus pecados, hay fiesta en el cielo.

Dicen que en el infierno todavía hay alegría y en el cielo, aun lloran los ángeles, porque hay muchos que han sido llamados a predicar y no lo están haciendo o lo hacen mal. Es hora de despertarnos de nuestra siesta espiritual.

El catequista debe adornarse de cuatro cualidades indispensables para desarrollar su tarea: a) Querer ser catequista; b) Saber lo que va enseñar; c) Poder realizar lo que quiere y lo que sabe, y d) Cuidar su estilo de vida (conducta).

Entonces es necesario cultivar la mente (formarse, no sólo informarse, estudiar y conocer); fortalecer la voluntad (hacer lo que se debe, por encima de lo que quiere); para disciplinar la conducta (buenos hábitos, y evitar la anorexia espiritual).

¿En qué consiste la anorexia espiritual? En términos sencillos, es disminución o pérdida del apetito aun teniendo abundancia de alimento espiritual (Eucaristía, Palabra de Dios, oración, penitencia), llegando incluso a sentir asco de todo alimento. (Salmo 107:18).

Ha de ser piadoso, es decir, debe hablar con Dios, más que hablar de Dios. Además, ha hablar con convicción: Dicen que la ley de la oratoria catequética es: “llena el barril hasta el tope y abre la llave de salida”, o sea, “convéncete plenamente de lo que vas a enseñar y verás que no habrá frenos para la sana enseñanza

El catequista ha de amar al niño incondicionalmente (afectiva y efectivamente) El amor es una virtud sobrenatural que no se logra porque a uno se le antoje. Hay que clamar a Dios esta gracia.
  
En estos difíciles tiempos (dispersión y ruido) cualidades como paciencia y amabilidad son indispensables. San Juan Bosco decía: “Para enseñar catecismo se necesita de amabilidad de Francisco de Sales y la paciencia de Job” Es necesario explicar cada palabra. No dar por comprendido lo que pudiera no ser entendido.

Ayudará utilizar un lenguaje fácil para hacerse entender. Aquel catequista enseñaba: “Jesús salió del sepulcro sin romper la losa” Luego preguntó, ¿comprendieron? Sííí respondió uno: “Jesús salió del sepulcro sin romper un solo plato…”

San Cirilo de Jerusalén ha merecido el título de Doctor de la Iglesia, por unos escritos suyos muy importantes que se llaman "Catequesis". Son 18 sermones pronunciados en Jerusalén.

Habla de la penitencia, del pecado, del bautismo, y del Credo, explicándolo frase por frase. Allí instruye a los recién bautizados acerca de las verdades de la fe y habla bellísimamente de la Eucaristía.

El apóstol recomienda a Timoteo, su joven discípulo: “Evita que te desprecien por ser joven; más bien sé ejemplo para los cristianos, en tu modo de hablar y de portarte, y en amor, fe y pureza de vida” (cfr.1ª Tim 4, 12)

El papa Pío XII decía: Los niños tienen malos oídos para escuchar, pero muy buenos ojos para observar. (No puedo oír lo que dices porque veo lo malo que haces). 

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