¡NEFASTA
EDUCACIÓN!
Una manera extrema de “acción educativa” es el adoctrinamiento que abusa de la inexperiencia del educando, de su ignorancia y de su espíritu juvenil para lanzarle por senderos sinuosos desembocando en la ciega aceptación y en la inexplicable creencia.
El adoctrinamiento, según los entendidos, consiste en imponer
una creencia, enseñar una ideología como si fuera la única posible, enseñar
autoritariamente, sin dejar alguna grieta al juicio crítico.
El adoctrinamiento trasplanta
información al discípulo, sin permitir que descubra por si mismos la realidad y
la verdad; es inculcar irracional creencias que impide - en la mayoría de los
casos - la capacidad de una adecuada instrucción posterior.
Sabido que la secta se caracteriza muy
particularmente por una parcialidad religiosa o política. Se llama sectario a
quien profesa y sigue una secta y sectarismo al celo, cuando no al fanatismo,
propio de sectario.
También la propaganda representa una
forma muy moderna de adoctrinamiento. La propaganda induce a otorgar voto, a
admitir de ideas y a consumir. La propaganda no es el único medio para
adoctrinar pero los adoctrinadores recurren constantemente a ella, en un mundo,
dominado por los medios de información.
El poder de la prensa, de la radio y de
la televisión es fascinante, porque a la vez que satisface la instintiva
curiosidad del hombre, usa y abusa de la pasividad de quien se entretiene o
relaja de sus actividades.
El adoctrinamiento es nefasto porque
(educar) muta conductas. El adoctrinador forma en mentes débiles una
predisposición para aceptar medias verdades. No es amigo del diálogo; opta por
el autoritarismo que evita explicaciones, adopta actitudes emocionales
dominadas por la pasión, antes que fuertes convicciones racionales.
Cuando no un lavado de cerebro, el
adoctrinamiento es una instrucción infantiloide mas apoyada en la afectividad
que en la argumentación. ¿Habría sobrevivido y progresado la humanidad si la
familia, la colectividad no se hubieran encargado de la educación de los niños
y no les hubieran inculcado conocimientos y escalas de valores?
Ser papá o mamá no tiene un sentido
meramente biológico, no son simplemente una donación de vida. Es ayuda al
desarrollo de esa vida, de tal manera que enriquezca a la persona. Y a esa
ayuda llamamos educación (cambio de conducta).
Objetividad si neutralidad no. Respeto
si, indiferencia no. El maestro en cuanto docente, no debe eludir buscar la
verdad, ni callar su juicio ante teorías o acontecimientos que impresionan al
alumno, ha de pronunciarse, a favor o en contra, no ser siempre un mero
relator-oidor, indiferente a la verdad y al error.
Son tantas las circunstancias que rompen
la indiferencia y la neutralidad e influyen en el aprendizaje y la
personalidad, destacando entre ellas el sexo, la estatura, la apariencia fisca,
la edad, la ciencia las opciones políticas y religiosas del profesor.
Comprometerse y aceptar responsabilidad
parece ser la única conducta posible por ser en definitiva la educación la
acción ejercida sobre un ser inmaduro y que procura hacerlo acceder a un cierto
grado de madurez.
La acción que ejercen adultos sobre los
jóvenes que tienen bajo su responsabilidad, ayudándoles, por un lado, a
alcanzar su desarrollo físico intelectual moral, y por otro, aumentado su
evolución natural hacia el mayor grado de integración posible con el medio con
el cual lleva a cabo su ciclo vital, es decir, es decir, su vida.
A propósito, ¿qué y cómo es nuestra tan
cacareada educación posmoderna?
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