Fue director del Centro de Salud Sexual y Reproductiva, por entonces el mayor centro para prácticas de aborto en el mundo. El Dr. Nathanson escribió que él realizó más de 75.000 abortos y que realizó un aborto a una mujer a la que había fertilizado.
Al brindar su testimonio, arrepentido y convertido al catolicismo, explicó que dirigía la «mayor clínica abortista de Occidente, en Nueva York. Tenía 35 médicos a mi cargo, con 85 enfermeras. Hacíamos 120 abortos cada día en 10 quirófanos».
«Durante 10 años que fui director, realizamos 60.000 abortos. Supervisé 10.000 y realicé personalmente 5.000. Tengo 75.000 muertes inocentes en mi haber» (Diario “La Razón”.
Conocido como el «rey del aborto», «tenía barcos, avionetas, fincas, mujeres…todo en base a una gran mentira, la mentira de que la persona en el vientre materno nada vale»
"Aborté a hijos no nacidos de amigos, colegas y familiares…a mi propio hijo, explicó ante un comité del Senado, y les digo que interrumpir la gestación sólo puede verse como la eliminación de un miembro de nuestra especie.
Si lo entienden de otro modo, serán sólo un producto más de ideología política. “La verdad de unos pocos quedará; la falsedad de millones se dispersará cual paja seca al soplo del viento”. (Gandhi)
Sobre el aborto, urge llamar a las cosas por su nombre, afirma la Dra. Carmen González, Decana de la Facultad de Filosofía y Humanidades (UCSF).
Si los DDHH son derechos inalienables; si discriminar es acto que viola esos derechos; si el acto que atenta contra la vida es homicidio que viola el fundamental derecho a la vida; con qué argumentos se discrimina al ser humano recién concebido?
Uno de los que más se reclama es el derecho a no ser discriminado, a ser considerado igual a todos los demás seres humanos...a la no discriminación de la mujer (…)
¿Derecho a matar? Esto nadie lo dice de esta manera; se dice “interrumpir un embarazo no deseado”. ¡Vaya eufemismo! Y si ese embrión fuera mujer (en potencia)...¿no sería también femicidio?
Nos creemos listos para debatir la cuestión del aborto legal. Pero, ¿Estamos listos a llamar a las cosas por su nombre o defender que algunos homicidios son legales? Hay que debatir con argumentos, no con ideologías, llamando a las cosas como son.
Si llamamos a las cosas por su nombre, ¿con qué argumentos se mata al humano recién concebido? ¿Con qué razones ese homicidio deja de ser tal? Siendo humano -¡y está científicamente comprobado!- ¿no le asiste el derecho a la vida? ¡qué hipocresía!
¿Esto vale para algunos seres humanos y para otros no? y ¿Cuántos somos cómplices de este horrendo crimen al vitorear la Interrupción Legal del Embarazo (ILE)?
¡Por lo visto, el "homo progre", es todavía una especie en pañales en su desarrollo moral!
No hay comentarios:
Publicar un comentario