miércoles, 18 de noviembre de 2020

EN LA ERA DE LA "CONEXIÓN"

 ¡¡¡ESTAMOS DESCONECTADOS!!

No son pocos -y con razón- quienes salmodian la tecnología. Nos conectamos con otros; aunque el prójimo se esté al otro lado del mundo. Pero, ¿es verdad…nos comunicamos?

Curioso, la experiencia dice que: “la conectividad nos desconecta-aísla”.

El nuevo “becerro de oro” SmartphonesTablet, etc…crea contactos falsos, por depender de ellos día y noche, coloniza adueñándose de gran parte de nuestras vidas. Es que, sus cantos de sirena seducen, imponen, idiotizan a niños, jóvenes y hasta a “fósiles”.

El “terrícola posmoderno” se volvió esclavo de las cosas. Confía su tarea, horario, agenda, incluso, conversaciones (audios), a sus aparatos. ¡En la era de la comunicación…estamos más incomunicados, o mal comunicados 

La doctora Catalina Aparicio Villalonga, reflexiona sobre el uso desmesurado de la tecnología: “En la era de la comunicación, los humanos nos constituimos islas con escasas ocasiones de convertirnos siquiera en penínsulas”.

Ocupados en conversar con los lejanos, ignoramos a los cercanos. Decenas de personas miran sus pantallas y tecleando como posesas, no ven quién está a su lado… ¿cómo evitar el negativo impacto de tanta indiferencia a tu propia presencia?...

Toda esta tecnología -facebook, celular, WhatsApp…- creada para comunicarnos mejor, de forma rápida y cómoda, se convirtió en un gran contrasentido.

Nos conectamos más, mediante karaí Wifi , pero nuestras relaciones se tornan más vyroreí-superfluas y el nuevo amigui “Wifi”, aporta "novedades" que atrapan y restan tiempo a la buena comunicación.

Ya no hablamos cara a cara, lo lindo de intimar y profundizar, de conocer realmente a la persona, de darle el lugar y valor que merece, regalar una sonrisa, mirada, gesto... Todo lo hace un emoticón.

Así, en estos tiempos “progre” donde abundan medios de información, estamos más incomunicados.

Nos estamos perdiendo lo bello de un abrazo, del contacto, de las carcajadas fuertes y compartidas, y de una mano tibia. Si salimos en familia, lo hacemos con teléfono en el medio y en vez de hablar entre nosotros, miramos las pantallas de nuestros dispositivos..

Y solo miramos al otro para mostrarle algo que encontramos del otro lado de la pantalla. Los seres sociales nos volvimos  más individualistas, estamos cada vez más solos encerrados y todo lo comunicamos a través de una tecla.

No se trata de satanizar la tecnología. Sí usar sus bondades a nuestro servicio: pero que no controle nuestra vida. Aprovechemos momentos de participar de forma puntal con amigos y familia. Hagamos el esfuerzo de sentarnos a comer, a charlar sin celular.

Antes no existían celulares, se vivía igual. Hay un chiste que tristemente refleja la realidad actual: “Me quedé unas horas sin internet y conocí a unas personas geniales, que dicen ser mi familia

Divinizar o satanizar la tecnología o la ciencia es una forma altamente negativa y peligrosa de pensar errado”.(Paulo Freire).

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