sábado, 7 de enero de 2017

ESCALERA PARA IR AL PARAÍSO

 CULTIVADA CATEQUESIS…
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Durante el siglo VI, el monte Sinaí se encontraba lleno de monjes que vivían en monasterios y cuevas, siguiendo la regla de san Basilio. Entre todos ellos, brilló con luz propia el monje Juan, apodado "Clímaco". 

El sobrenombre lo debe a la obra que lo hizo famoso (Escalera al cielo - Scala paradisi) La escribió a petición de otro abad de nombre Juan, que era superior del monasterio de Raithu. A continuación, se enumeran los escalones espirituales junto con una frase que es desarrollada en la obra.

Renunciamiento. “Apartarse del mundo es menosprecio de todo galardón terreno, renuncia a lo natural para alcanzar lo que está encima de la naturaleza”. Desprendimiento. “El que ama a Dios de verdad y desea el reino venidero, no podrá tener apego, ansiedad, preocupación por el dinero, gloria mundana, amor y fraternidad”. Destierro. “Dejar todas las cosas para poseer a Dios en plenitud”.

Obediencia. “Es actuar sin preguntar por qué, muerte gustosamente aceptada, vivir con sencillez, afrontar el peligro sin preocuparse, no presentar excusas ente Dios”. Penitencia. “Reconciliarse con el Señor mediante la práctica de buenas obras, opuestas al pecado. Es purificarse de la conciencia y sufrimiento voluntario de la pena”. Mediación de la muerte. “Temer la muerte es propiedad de la naturaleza debida a la desobediencia. Pero el terror a pensar en la muerte es señal de no estar arrepentido de los pecados”.

Aflicción. “Si no eres capaz de llorar, llora porque no lloras. Pero si puedes llorar reconoce que es justo que lo hagas; pues por tus pecados has caído de un alto estado”. Apacibilidad. “No hay nada tan fuera de lugar en un penitente como el furor de la ira. La conversión ha de estar acompañada de gran humildad. La ira es indicio de toda clase de arrogancia”.

Rencor. “El que desterró de sí la ira, alcanzó el perdón, pero el que lo retiene queda excluido de la compasión divina”. Maledicencia. “Es hija del odio, enfermedad sutil y tosca, sanguijuela oculta e inadvertida, que malgasta y chupa la sangre vital de la caridad.”.

Verbosidad y silencio. “La verbosidad es el trono de la vanagloria sobre el cual gusta de componerse y exhibirse. La verbosidad es señal de ignorancia.  El silencio de Jesús confundió a Pilatos. Con el silencio del hombre, la vanidad queda vencida”. Mentira. “Cualquier hombre sensato no tiene por insignificante el pecado de la mentira. El que teme a Dios ha renunciado a la mentira”.

Pereza. “Es parálisis del alma, debilidad mental, negligencia en los ejercicios piadosos, menosprecio de los votos, complacencia en las cosas mundanas. Cuando golpea la pereza es el momento en que se nota quiénes son realmente los hombres de espíritu”. Gula. “La gula es la hipocresía del estómago. Cuando lleno, se queja de la escasez. Lleno hasta reventar, se lamenta por el hambre”.

Castidad. “Casto es el que con amor vence a otro amor. Hombre casto es aquel cuyos miembros están perfectamente sometidos al alma”. Avaricia. “La avaricia o codicia genera ídolos, es hija de la infidelidad. Es inventora de enfermedades, anunciadora de la vejez, profeta del heraldo de la sequía”. Pobreza. “El monje pobre es dueño del mundo. Ha puesto en manos de Dios todas sus posesiones. Por su fe todo lo posee”.

Insensibilidad. “Es negligencia convertida en hábito. Pensamiento endurecido, obstinado. Es hija de la presunción, impedimento de fervor. Oración. “El oro se purifica en el fuego. La oración prueba el fervor del monje y su amor a Dios. Acercarse a Dios, desechar los demonios”.

Vigilias. “Son ojos que lloran, corazón sereno y amable, freno de los pensamientos, alimento digerido, pasiones amansadas”. Timidez. “El Señor justamente retira su ayuda a los soberbios para que nosotros no caigamos en la vanagloria”. Vanagloria. “La vanagloria es cambio del orden natural, perversión de carácter, corrupción de costumbres”. Soberbia. “Extrema pobreza del alma disfrazada de riquezas y de la luz lo que en realidad es tinieblas”.

Mansedumbre. “Sostén de la paciencia, madre del amor y fundamento de la discreción”. Humildad. “El que se conoce a sí mismo no pretenderá jamás emprender lo que excede su capacidad. Camina por el bendito sendero de la humildad”. Discernimiento. “Es la capacidad de distinguir sin errores entre lo que es verdaderamente bueno y lo que por su naturaleza se opone al bien”.

Quietud, reposo. “Es el perfecto  dominio y disciplina de sentimientos y costumbre, es perfecto dominio de los propios pensamientos y un espíritu inalterable”. Oración. “Es por naturaleza conversación y unión del hombre con Dios; por su efecto mantiene el mundo unido y logra la reconciliación con Dios”.

Impasibilidad. “Es resurrección del alma antes del cuerpo; conocimiento perfecto de Dios; sólo inferior al de los ángeles”. Fe, esperanza y caridad. “Quien desee hablar de amor está ya hablando de Dios mismo, pero es peligroso hablar de Dios y podría ser peligroso para los incautos. El que tenga deseos de definirlo es un ciego”.  ¿Válido también para este siglo?

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