lunes, 2 de enero de 2017

EXISTEN EMPRESARIOS HONESTOS…

                              ¡AUNQUE USTED NO LO CREA!

No hay dudas que el camino para él éxito total en cualquier tarea es la honestidad y la transparencia. Eso lo sabe cualquiera. Y sin embargo, ¡cuántas experiencias desagradables se escuchan diariamente, aquí y allá, por izquierda y por derecha, de clientes que se quejan, de empleados que protestan, y proveedores descontentos... y la lista sigue…

A pesar de carretilladas de robos, existen comerciantes, empresarios y personas honestas. José María Simone, Presidente de UNIAPAC Internacional (Unión Internacional de Empresarios y Dirigentes Cristianos), abordó detalles de la vida personal, familiar y profesional del empresario argentino Enrique Shaw.

“Enrique fue un adelantado a su tiempo. Todo lo que escribió y practicó en sus empresas es lo que la Iglesia luego establecería en el Concilio Vaticano II (…) Era muy alegre ya que había tenido un desarrollo espiritual muy profundo y vivió una vida como cualquier persona, pero de una manera diferente, destacó.

Por su parte, Fernán Elizalde, promotor de la causa de beatificación de Enrique Shaw que también participó en esta ronda de conversación, añadió que Enrique tuvo una vida, actividad y desarrollo personal impresionantes, tomó con mucha fuerza su compromiso de transformarse en empresario católico y ha dejado un legado enorme. Era un aventajado en todo sentido.

Hay 400 testimonios que avalan la huella y testimonio dejado por este hombre y una gran cantidad de hechos concretos que comprueban la heroicidad de sus virtudes. Enrique Shaw, tanto en su paso por la Marina, las empresas, como en su propia familia (padre de 9 hijos), se orientó siempre a servir, generosa e incansablemente, sustentado en una vida interior de profundidad mística que quedó registrada en sus numerosos diarios.

Para juzgar a un obrero hay que amarlo.
Entre las varias anécdotas relatadas, se comentó sobre la ocasión en que Enrique Shaw, con un cáncer ya bastante avanzado, comunicó a los empleados de su empresa que sería operado.

Al enterarse los trabajadores que, sería necesaria la donación de sangre, en pocas horas ya había más de 260 trabajadores haciendo fila en una clínica de Buenos Aires, lo que causó una gran impresión entre los testigos. Al recuperarse de esa operación, lo primero que hizo Enrique Shaw fue ir a su planta para agradecer a los obreros con las siguientes palabras: 

"Puedo decirles que ahora casi toda la sangre que corre por mis venas es sangre obrera", dijo con orgullo. Y agregó: "Estoy así más identificado que nunca con ustedes, a quienes tuve y consideré siempre no como simples ejecutores, sino también como ejecutivos".

Ésta y muchísimas anécdotas más, como conocer el nombre y la familia de cada uno de sus trabajadores (3.500), evitar de forma efectiva los despidos en épocas de crisis, su manejo con los dirigentes sindicales, etc., han logrado que el proceso de recopilación de hechos y antecedentes para su beatificación esté en las últimas etapas.

Faltando sólo acreditar el milagro de un hombre ecuatoriano que habiendo pedido la intercesión de Enrique Shaw, sanó milagrosamente de un cáncer tan avanzado, que desahuciado le habían pronosticado pocos días más de vida. 

Dijo de él monseñor Octavio Derisi que “pocas veces un hombre será recordado con tanto afecto, un hombre de tanta limpieza en su conducta, un hombre que fue un testigo de Cristo y un testimonio de vida cristiana”. Shaw parecía olvidado de sí mismo para "darse de lleno a los que lo rodeaban", incluso a sus propios obreros, “que lo querían no ya como a su patrón sino como a un amigo”.

¿Cuántos Enriques anónimos conocemos?  ¡En todas las áreas se puede ser honesto..si se Quiere!

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