La biblia dice que
Dios es amor y bendición para quienes confían en Él. Dios nos ama, bendice,
provee, sana, libera, salva, trae plenitud, protege. Pero, ¿Por qué sufrimos?
Hace falta entender que el motivo básico del sufrimiento es el pecado. Desde aquel “fatal error gastronómico”, ocurrido en el paraíso. Así, enfermedad, traición, dolor, injusticia, y la muerte seguirán siendo parte de esta humanidad.
El sentido del sufrimiento es hacer el bien con el sufrimiento y hacer el bien al que sufre. “No nos está permitido “pasar de largo”, con indiferencia, sino que debemos “pararnos” junto a Él, dijo Juan P. II.
Enfermedad, sufrimiento y dolor, es un combo de males que acompaña al humano durante
toda su vida. Producen efectos de angustia, depresión, rebeldía, contra todos y
contra Dios. Señalan impotencia, límite, finitud; y anuncian su destino final:
La muerte.
¿Por qué sufrimos? ¿Se puede ser feliz sufriendo? Veamos: La mutilación de un miembro,
o la muerte en un episodio rutero: ¿A quién culpar?...A la borrachera de otros…a
la mía… al pavimento?...Y ¿tiene algo que ver Dios en el suceso?
Algo propio en el ser humano es el castigo por infracción o pecado. Aun así, preguntamos:
¿Por qué a mí?, ¿Qué hice?. “Todos nacemos hambrientos, necesitados y con
tendencias al mal”. Ejemplos de casos cotidianos tan nuestro -ñane
mba é- que causan sufrimientos:
*No Respeto. Se Pisotea derechos ajenos. En vez de reconocer sus delitos, groseramente amenazan. Roban el puesto de los demás en la fila. Molestan con polución sonora…
*Hay choferes, varones y mujeres que cierran el paso a otros. Estacionan el espacio peatonal atropellando sus derechos. Cuando da amarillo el semáforo, aceleran asustando al que cruza la calle.
*Arrojan cloacas y basura a la calles, lo mismo hacen
desde sus vehículos sin sonrojarse. El cara dura, tová atá, dirá: “para eso
están los que barren las calles”. No faltan quienes largan a sus perros a la
calle…los perros deben estar en casa y bien cuidados.
*Ocupan veredas, exponiendo la vida del peatón, obligado a transitar por la calzada. Y tantas violaciones más, propias de este maximísero y errante país, copado por ignorantes, matones y prepotentes (mbareté pokaré).
Con razón dice Carlos Díaz: El humano de hoy es un animal enfermo, etimológicamente hablando (in-firmis, no firme): camina con un pie más corto que otro, hipertrofia su brazo tecnita a costa de la bella alma de santo: Una especie en pañales en su desarrollo moral.
Respetar es ponerse en lugar del otro, saber que puedo lastimarlo; que existen normas sociales a respetar, y si quiero ayudar para una mejor sociedad, debo evaluarme y avanzar en ese proceso de ser menos bestia, es decir, menos irracional.
Vivimos en sociedad. Luego, es mejor que nos corrijamos los unos a los otros: caso contrario lloraremos cuando unos “abortos sociales”, nos hagan sufrir. Lloraremos como rebaño lo que no hemos sabido defender como personas libres y solidarias.
Este tipo de gente, sin valores, que nada
asume, salvo su autodefensa, provoca dolor, por su ya amasado embrutecimiento. Pero,
hagamos bien ahora, que ya no sea como siempre: “Es preciso que todo cambie para
que todo continúe”.
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