sábado, 21 de noviembre de 2020

¡CORTESÍA NO ES HIPOCRESIA!

Pregunta, ¿cuál es la diferencia entre cortesía e hipocresía? No debiera ser una pregunta difícil de responder. Quizá sea más fácil cuestionar: ¿Sé realmente cuándo soy cortés o hipócrita? ¿Soy hipócrita si saludo a alguien que no me simpatiza?

*Cortesía: “Demostración o acto con que se manifiesta la atención, respeto o afecto que tiene alguien a otra persona”. (DRAE)

*Hipocresía: “falsedad que demuestra una persona en sus acciones o en sus palabras, fingiendo o pretendiendo cualidades o sentimientos que, en realidad, no tiene”.

Somos hipócritas cuando usamos eufemismos para disfrazar una realidad o aparentarla más agradable. Ejemplo, si decimos con deseos de molestar: Estás “biológicamente muy desarrollada”, para no decir ¡qué gorda estás!

Luego, la cuestión no es tanto “lo que se dice”, si no la “intención” con que se dice. ¿Es necesario decir lo que se dice? Si no lo es, ¿por qué se dice?... De lo dicho se desprende que la hipocresía está vinculada con la honestidad.

Luego, no importa el zalamero hablar si no es necesario. Lo esencial es que la verdad, la cruda realidad, suene más bonita. Pero otra vez, aunque sea verdad, ¿es oportuno abrir el pico? Verdad, libertad, inteligencia….no son valores “absolutos”.

¿Porque?...porque tales principios al utilizarlos como “garrotes” contra el otro, aquellos valores son prostituidos. Eso es hipocresía. Eran otros los tiempos en que se podía llamar a las cosas por su nombre sin temor de ofender. Hablar la verdad es difícil hoy. 

"Lo cortés no quita lo valiente", es un refrán que enseña: la buena educación no pelea con el carácter valiente y decidido. Mientras los varones iban a la guerra, las mujeres cargaban con la educación de los hijos, y les enseñaron las normas de cortesía (buen trato).

Pongo un ejemplo claro pero difícil:

Si algún compañero, amigo o extraño destroza el lenguaje y “lastima” tus oídos y otros órganos diciendo: “Hola a todos y todas, invito a niños y niñas, paraguayos y paraguayas…, ¿tendrías el coraje y delicadeza de hacerles ver su argelería linguística?

La cortesía y los buenos modales son más que una señal de clase y educación: según los expertos, éstos tienen un efecto positivo en la salud, el trabajo y la familia. Por lo tanto, no se debe practicar solo con quienes me agradan; también con los “indeseables”. 

«Cortesía es decir, por favor, gracias, bajar la voz cuando molestamos a otros, poner la basura en su lugar, saludar… demuestra un interés en el bienestar de nuestra comunidad y en la salud del planeta en el que vivimos», dice aquel profesor.

Cortesía no es hipocresía ni cobardía. Cortésmente podemos defender ideas propias sin agredir o condenar las de los demás. Amigablemente se puede usar como respuesta a un argumento con el que no se está de acuerdo.

Jesús enseña contra la hipocresía. Entre tanto se juntaron miles y miles de personas, tantas que unas a otras se atropellaban. Jesús comenzó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos:

«Cuídense de la levadura de los fariseos, es decir, de su hipocresía (…) Por tanto, todo lo que ustedes digan en la oscuridad, se oirá a la luz del día; y lo que han dicho en secreto y a puerta cerrada, será gritado desde las azoteas de las casas (Lc 12, 1-3)

¡Si el divino Maestro nos da ejemplo de cortesía; pongamos manos a la obra anguirú!

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