jueves, 12 de noviembre de 2020

AMAR ES: SERVIR Y CORREGIR”

Teresa de Calcula, mujer extraordinaria, se entregó en cuerpo y alma al servicio de todos. Tuvo las frases más sabias que he leí. Inspiradoras, esperanzadoras, llenas de amor; comparto algunas de ellas, dice, Andrea Araya Moya.

Para que el amor sea verdadero, nos debe costar, doler, vaciar de nosotros mismos. No debemos permitir que alguien se aleje de nuestra presencia sin sentirse mejor”.

El fruto del silencio es la oración. El fruto de la oración es la fe. El fruto de la fe es el amor. El fruto del amor es el servicio. El fruto del servicio es la paz.

Dar hasta que duela y cuando duela dar todavía más”. A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota.

Cada obra de amor, con todo el corazón, siempre logrará acercar a la gente a Dios.

El perdón es una decisión, un sentimiento, porque cuando perdonamos no sentimos más la ofensa, ni rencor. Perdonando tendrás en paz tu alma y la tendrá el que te ofendió.

Si en medio de infortunios persevera el corazón con serenidad, gozo y paz, esto es amor. A veces basta una palabra, una mirada, un gesto para llenar el corazón del que amamos.

Lo importante no es lo que decimos, sino lo que Dios nos dice. Jesús siempre nos espera. En el silencio escuchamos su voz. Si no tenemos paz en el mundo, es porque olvidamos que nos pertenecemos el uno al otro, que somos hermanos.

Muerto Dios, como dijo Sartre, ya todo está permitido para vivir en un libertinaje tóxico con libertad sin frenos ni barreras. Es uno de los problemas de nuestro tiempo; pero no lo sería tanto si los “buenitos” fueran más íntegros o menos corruptos.

Se necesita gente valiente que hable con claridad. ¿Cómo es que no se reclama el abuso de libertad, pero se denuncia miles de casos por falta de ella? Nos ajustamos a la moda,  ¿por inútiles? En cualquier caso: “vive y deja vivir”, cambiaría por “vive y ayuda a vivir”.

Respetar a los demás es compatible con la firmeza de certezas morales. ¿Tolerancia con el prójimo?... ¡siempre!, mientras que no suponga claudicar. ¿Transar con la injusticia, la mentira, el pokaré,?...¡No!

Si has de corregir, no sólo puedes sino, debes hacerlo, sin odio, con amor. No imponer, ni meterse en la vida de otros, , defender lo justo cuando esta virtud se vea amenazada.

Tolerar no impide decir que adecuarse a corruptos es una indecencia. Que encubrir a mentirosos y traidores es bajeza, que siempre estar de acuerdo en todo y con todos no puede hacerse sin traicionarse a uno mismo.

En nuestra sociedad “progre” abundan hombres, mujeres y padres dúctiles en exceso, dispuestos a disculpar lo que no tiene disculpa y ellos lo saben. Lo cierto es que no tienen coraje para remar contracorriente y es más cómodo rendirse y ser parte del caos establecido.

La tolerancia sin límites hace pensar en dobleces y fariseísmos. ¿Dónde está la nobleza de luchar por la Verdad y Honradez? En esta hora decisiva de la historia, abunda la indolencia, “el dejar hacer”. Teresa de Calcula llamó a la corrección fraterna, incluso, a grandes líderes mundiales.

El mundo progresodomítico-gorromino” de tantos “abortos sociales” debe recuperar la decencia, respeto y honradez que adornaron a nuestros padres y abuelos. (Este artículo es primero para mí) ¡Amén!

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