domingo, 23 de agosto de 2015

EL PARTIDO POLÍTICO PRIMERO……

LUEGO…    ¡LA   PATRIA…!

La historia nos cuenta que tiempo atrás, hemos tenido hombres sensatos y patriotas que  han dirigido instituciones públicas y el país. Hoy, cualquiera advierte que la situación ha cambiado… para peor. En primer lugar, la competencia intelectual y moral de quienes dicen representarnos, se ha “estrellado” contra el fondo del abismo.

Peor calificación no la podríamos obtener, ni comprando. Es que, el “recurso” político, es decir, los hombres del partido, cualquiera sea el color del trapo, ayer y hoy, por izquierda y por derecha, muestran a gritos y en colores, que son mediocres, ignorantes, aprovechadores, corruptos y por consiguiente, antipatriotas. Naturalmente, se excluyen las pocas y consabidas excepciones que la regla confirma. En esta ensalada de desengaños, hablar de ética, decencia y dignidad personal es simple gran contrasentido.

El clima moralmente putrefacto que estos políticos crearon a su alrededor como férrea e inexpugnable “cultura” del mbareté- pokaré  para protegerse de la justicia – las más de las veces, sorda, ciega y muda, es decir, ausente - hace que la impunidad reine gloriosa en la dolorida patria. Por ello y, desde años, nuestro pobre suelo guaraní soporta atragantado, torrentes de crimen, miseria, desfachatez, traiciones, robos, escándalos, corrupción….sin ningún tipo de problemas para los expertos hacedores del mal.

¿Qué ocurre con el trillado discurso de mejores candidatos con vocación de servicio público que se nos ofertan aquí y allá? Quien promete dedicarse a lo público no debe esperar que la sociedad le pida cuentas de su promesa.

Los políticos deben priorizar la patria antes que su partido, grupo o facción, dando ejemplo de honestidad y de buena fe en la gestión de los asuntos públicos, a los cuales se comprometieron, cobrando ingente suma de dinero.  

Y nada digamos de aquellos en quienes depositamos las más altas responsabilidades, hay dos valores que en mi opinión deben ocupar un lugar preeminente, la empatía con el sufrimiento ajeno y el amor a la paz, pues no debemos olvidar que lo que ponemos en sus manos es el poder, que en muchos de ellos constituye el núcleo de su ambición, al decir de Valentín Fuster.

Y con partidos políticos en decadencia no hay democracia que funcione. Por eso, sus miembros deben ser conscientes de que no sintonizan con la gran mayoría de la población y nada hacen por establecer una reconexión no tamizada en los viejos esquemas de la politiquería, opina Alberto Acosta Garbarino (Ultimahora.com 22.09.07).

A modo de ejemplo (entre tantos) dos casos de vergüenza que pinta de cuerpo entero nuestra calamidad política y social:

A) …Catorce parlamentarios, entre senadores y diputados, están en la mira de la Unidad de Delitos Económicos y Anticorrupción. La mitad de ellos, siete, ya cuentan con imputaciones penales, mientras que los otros siete soportan investigaciones previas.. (Abc 10.03.14 -por Griselda Centurión).

B) Se postula a concejal hija de diputado imputada por “compranotas” en la UC. María Belén Maldonado Silva, hija del diputado Celso Maldonado, funcionaria de la Cámara Baja, gracias a la gestión de su padre y sin concurso de admisión, imputada además por la compra de notas en la Facultad de Derecho de la Universidad Católica, presentó su precandidatura para la concejalía en Luque. La mujer gana G. 7.700.000. (Abccolor 02.05.15)

Realmente son impresionantes las metidas de pata que nos hacen dar la ignorancia cuando es osada. ¡Nuestra fauna política -en general- es Phd en osada ignorancia!


Si no volvemos a reforestar este suelo con los valores fundamentales de nuestra identidad nacional, el modelo de país que articulamos será muy técnico y mecánico, pero no prenderá en la conciencia colectiva del hombre paraguayo. (cfr. S. Núñez Sociedad y Política, p. 50).

El mal nunca tiene la última palabra cuando hay esperanza y voluntad. El mal solo vence a los desesperanzados y derrotados. Entonces, hagamos cada uno lo que corresponde, denunciemos lo que está mal y no aplaudamos al político malo y que hace mal: aunque nos ofrezca algún transitorio carguito o por alguna promesa que jamás cumplirá. Nos declaramos un pueblo valiente... y lo somos.... ¡demostremos que de veras lo somos! 




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