¿QUÉ HACER?
No es fácil sugerir adecuada respuesta,
pues hay diferencias en la manera de percibir y pensar los acontecimientos de
los cuales somos víctimas o victimarios. (Ciertas almas me identifican entre
estos últimos, dígase de paso).
Especialistas en Programación Neurolingüística
(PNL) afirman que existen personas que tienen una vida llena de amor,
equilibrio y cosas positivas, y así viven la vida con los que los rodean. Pero,
también hay otras que cargan toneladas de decepciones, problemas y actitudes
negativas que van repartiendo en su camino con los demás.
A estas personas le llaman kangueró
o
argeles” y las encontramos en todas partes. Puede ser vecino, amigo,
jefe parroquiano, o incluso, pareja. Se los puede reconocer por distintos factores:
los más comunes, hablan en negativo y siempre mal de los demás. Para este tipo
de gente, nada está bien, rechazan sugerencias, son hirientes, y si tu opinión
difiere de él, fácilmente y arrebatado por la ira, vomita palabras venenosas.
Naturalmente, su presencia provoca
malestar y rechazo en un grupo. Y cuando se va, se siente un gran alivio. Con
razón decía el escritor Oscar Wilde: “Algunas personas causan felicidad a donde
van: otras cuando se van”.
También hay
quienes se muestran pasivas y tiernas, y se hacen pasar por víctimas, son nomás
luego, los “desgraciados” de la vida que necesitan de constante ayuda, son autoexiliados, y su único afán es criticar
todo y a todos, hasta ahogarse en su propia miseria; aunque no sean
económicamente menesterosos. ¿Qué hacer ante alguien así?
Se me ocurre la
siguiente idea; tomar como titánico desafío soportar la actitud del kangueró en
el sentido de luchar por convertir su repelente “onda” en oportunidad, como un
medio de pagar nuestras culpas temporales, en orden al imperativo bíblico: “…como Aquel que los llamó es Santo, sean también
ustedes santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos
porque yo soy Santo”: (1ª Pe. 1,15-16)
Y para quienes
somos nomás luego kangueró, recordar que: Pablo exhorta a: "no
afligir al Espíritu Santo" participando en "la amargura, furia,
arrebatos, ira, gritos y maldición, o cualquier otro tipo de malicia." Y señala las actitudes y
comportamientos que alegra al Espíritu.
“Por el
contrario, sean buenos y compasivos unos con otros, perdonándose los unos a los
otros, como Dios también nos ha perdonado en Cristo. Traten de imitar a Dios como
hijos suyos muy queridos. Practique el amor a ejemplo de Cristo que nos amó y
se entregó por nosotros, como ofrenda y sacrificio agradable a Dios”. (Ef.
4: 30-5: 2)
A modo de ayuda para realizar el desafío
propuesto recuerdo algunas frases célebres:
“Los
que aseguran que es imposible, no deberían interrumpir a los que lo estamos
intentando”. (Thomas Alva Edison). “Un
tigre no pierde el sueño por la opinión de las ovejas. (Refrán asiático) y
finalmente;
“No hay almohada tan suave como la
conciencia tranquila. Nacimos para cometer errores no para fingir ser personas.
He aprendido tanto de todos mis errores ... que estoy pensando hacer unos pocos
más. El que quiere llegar, busca caminos. El que no quiere llegar busca
excusas. Se puede llevar a un caballo al abrevadero, pero no se le puede
obligar a beber”. (Keynes).
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