jueves, 22 de junio de 2017

MÍSTICA Y POLÍTICA, O…

FARÁNDULA  Y  POLÍTICA

Resultado de imagen para farraMística. 1. El diccionario define. Parte de la teología que trata de la unión del hombre con la divinidad, de los grados de esta unión y de la vida contemplativa y espiritual en Dios. 2. Conexión espiritual que los individuos pueden desarrollar con lo extra terrenal.

Farándula. Se define como: 1. Profesión y ambiente de las personas que se dedican al espectáculo, especialmente al teatro. Sinónimo: farsa. 2. Charla embrollada con la que se pretende engañar o confundir.

Política. 1. Ciencia que trata del gobierno y la organización de las sociedades humanas, especialmente de los estados. 2. Actividad de los que gobiernan los asuntos que afectan a la sociedad, a un país: “están investigando la corrupción en la política"

No pocos se “plaguean” ante la repentina fiebre de terrícolas de medios de información y farándula al manifestar interés por pelear un cargo público. ¿Qué los motiva?

Ante las próximas elecciones, “hendý jeýma la cavaju resa”. Corre de boca en boca del electorado, nombres de ciertos “famosillos” para formar parte de las listas que pelarán en los comicios en donde la “voluntad popular”, escogerá a muchos, quienes obtendrán la codiciada corona de “pretor satisfecho” durante los cinco años venideros.
 
“Mística republicana había cuando se daba la vida por la República. Política republicana hay ahora, cuando se vive de ella. Sin una gran mística, nadie sería capaz de de vivir honestamente una gran política, ni de captar cada problema de los intereses egoístas que gravitan en torno al hombre, al individuo, a la nación”. (cfr. C. Díaz -El hombre animal no fijado. p. 188).                                             

Otras preguntas con sabor crítica: Un roquero, locutor o presentador de televisión ¿puede desempeñar un buen papel como diputado, senador, intendente o gobernador? ¿No serán solamente números que levanten la mano en caso de votar. Y ¿quién garantiza que su hablar (aborto verbal, si la tiene) no sea sólo para hacer parte de los escándalos legislativos, como ocurrió recientemente en la cámara de diputados?

Personalmente, no me opongo a que, por farandulero, payaso, futbolista, bohemio guitarrero, cantor o bailarín, ocupe cargos en la función política. Pero, es necesario, además- poseer aquellas habilidades -, capacidad para manejar conflictos, ser proactivos y fundamentalmente, poseer sólida talla moral. Sin estos ingredientes el elegido no sobrevivirá a sus colegas, experimentados cocodrilos de dientes largos y afilados.

Luego de estas consideraciones es lógico esperar que quienes critican a la fauna farandulera piensen que ésta especie, no esté preparada, carezca de experiencia y temple para lidiar en el difícil e inhóspito campo de nuestra incivilizada política criolla.

Por otro lado, nada impide a cualquiera, que reúna los requisitos mínimos establecidos, postularse a cualquier cargo electivo. Al fin y al cabo, ¿Cuál es la diferencia entre los candidatos faranduleros de ahora y la degradada clase política paraguaya? ¿Serán peores de aquellos, estos nuevos pretendientes? 


Otra posible crítica podría ser: Un rokero, locutor o presentador de televisión ¿puede desempeñar un buen papel como diputado, senador, intendente o gobernador?  ¿No serán solamente número que levanten la mano en caso de votación.

Y quien garantiza que su desenvoltura (aborto verbal, si la tiene) no servirá sólo para hacer parte de los escándalos legislativos como ocurrió recientemente en la cámara de diputados?

Comentario final para reflexionar del maestro Carlos Díaz. “Los próceres desmoralizan al pueblo con sus privilegios e impunidades y tráficos de influencias, contaminando lo público con lo privado (…)

Desde la opacidad y la no transparencia financiera, viven bajo sospecha judicializando permanentemente la vida pública, sin ser al final nunca castigados, ignoran la sociedad civil, permiten la existencia de un Estado en la sombra, las multinacionales, Estado real dentro del Estado formal”. (El hombre animal no fijado p. 68)





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