miércoles, 14 de junio de 2017

METAMORFOSIS SOCIAL

¡¡URGENTE  NECESIDAD!!

Imagen relacionadaSabido es que la sociedad actual está moralmente muy enferma. La violencia matonil, mentira, inmoralidad y corrupción (mbarete, pokare) entre otras, son las peores plagas que azotan a la sociedad actual.

Esta realidad se cumple a través de la manifestación del “hombre de pecado” advertido ya  por San Pablo en 2ª Timoteo 3:1-6, que dice: También debes saber que en los tiempos últimos vendrán días difíciles. Los hombres serán egoístas, amantes del dinero, orgullosos y vanidosos. Hablarán en contra de Dios, desobedecerán a sus padres, serán ingratos y no respetarán la religión. No tendrán cariño ni compasión, serán chismosos, no podrán dominar sus pasiones, serán crueles y enemigos de todo lo bueno. 

Serán traidores y atrevidos, estarán llenos de vanidad y buscarán sus propios placeres en vez de buscar a Dios. Aparentarán ser muy religiosos, pero con sus hechos negarán el verdadero poder de la religión. No tengas nada que ver con esa clase de gente. Porque a ellos pertenecen esos que se meten en las casas y engañan a débiles mujeres cargadas de pecado que, arrastradas por toda clase de deseos, están siempre aprendiendo pero jamás llegan a comprender la verdad

¿Qué moral domina hoy al terrícola posmoderno y tecnológico, falsamente libre? ¿Cuáles son los males que hoy nos aquejan? Violencia, drogas, sexo y engaño. Por algo comparó Jesús los últimos tiempos de su Segunda Venida, con la generación de Noé, en donde todos pensaban en comer, beber, divertirse y vivir en orgías, hasta que vino el diluvio y acabó con todos. (Mt 24:37-39)

Un gran mal hoy es el salvaje materialismo que devora al hombre consumista consumido por el consumo que lo consume, dirá Carlos Díaz. La corrupción y el engaño no quedan rezagados. Son parte del sistema, y no acceder a ello es tanto como “si no estás conmigo, estás contra mí” y luego la persecución.

La corrupción y el engaño son parte del sistema, y no acceder a ella genera rechazo, e incluso persecución. El lenguaje soez, chabacano y obsceno, las modas – cuando más descabelladas y de mal gusto, mejor - los ruidos y movimientos perrunos, el amor libre, la pornografía, la ausencia de sana relación humana, el irrespeto a la vida y a Dios, son normas de conducta establecida en nuestra moderna y sodomítica sociedad.

La “filosofía de la prosperidad” ha fabricado nuevos ricos por atajos del enriquecimiento inmoral y ¡escapulario al cuello!. ¿Cuántos empresarios cristianos –más empresarios que cristianos– deben redimirse de este pecado? ¿Cuántos de ellos predican y “pintan” como honestos dirigentes de este o aquel movimiento eclesial, mientras ostentan riqueza a costa de sudor y lágrimas sus empleados plebeyos?

La política y la confianza en la democracia están por el suelo debido a escándalos de corrupción imperante, los cuales, a costilla de los pobres, han enriquecido a políticos corruptos, que abundan aquí y allá. La realidad que se hace dolorosamente palpable.

¿Qué somos para el sistema imperante? Un número, un engranaje, un objeto sin valor humano, pero si con valor comercial, porque tanto tienes, tanto vales. Somos gigantes en lo tecnológico, pero pigmeos en valores morales y espirituales, dirá  Secundino. Núñez.

Trasformar la sociedad de hoy no se puede hacer tomando cerveza en casa, hay que trabajarse la calle, el campo, la oficina, el taller, la escuela, el yo, el tú y el nosotros…”hacer política” es participar en el bien común, regenerar lo de-generado, tratar de ajustar lo desajustado, poner justicia donde hay injusticia.. (cfr. C. Díaz -  El hombre animal no fijado p. 37)

Es urgente una metamorfosis o transformación que Dios espera de cada uno de nosotros: caridad con nuestro próximo, oración y penitencia por nuestras culpas, austeridad de vida, mayor compromiso con nuestras obligaciones y apostolado, es decir, querer santidad de vida, tal como se  nos pide. (Mateo 5, 48) 

No hay comentarios:

Publicar un comentario