domingo, 27 de julio de 2014

UN PARAGUAY y otro ANTI-PARAGUAY (FIN)

¿Cuál de ellos preferimos?

¡Estamos saciados de atrocidades!, repetía indignado aquel guardia de seguridad, al tiempo que me enseñaba una hoja de diario, en la cual leía: “En Anticorrupción, el 50% son jefes o directores (diario ABC Color - 26.07.14):

La Secretaría Nacional Anticorrupción (Senac) cuenta con apenas siete funcionarios permanentes, de los cuales cinco ostentan cargos de directores y algunos de ellos ni siquiera tienen personal a su cargo. La nómina se completa con la titular de la institución, Soledad Quiñónez, y una secretaría general. Soledad Quiñónez, ministra de la Secretaría Anticorrupción”…..

De acuerdo a la planilla publicada por la entidad en su página web, la Senac cuenta actualmente con siete funcionarios permanentes, de los cuales cinco ocupan cargos de director (dos directores generales y tres directores); los otros dos funcionarios permanentes son la ministra y la secretaria general. Todos cobran sueldos que oscilan entre los G. 8 millones y los G. 24 millones…”

¿Por qué gritar ¡viva Paraguay! como si tuviéramos un Paraguay común, sabiendo que hay un anti-Paraguay nietzscheano, de quienes se creen pertenecer a una casta de hombres superiores, por encima de las leyes y de toda obligación moral?

¿Por qué gritar ¡viva el Paraguay!, cuando el mismo presidente de la República, Horacio Cartes, “instó a acabar con el robo en las instituciones públicas, las cuales deben estar al servicio de la ciudadanía, en forma indirecta, y haciendo alusión a la polémica desatada por el festín de los funcionarios públicos (….) el titular del Poder Ejecutivo sostuvo que algunas personas confunden el bien público con su propio patrimonio. (Concepción abc 26.07.14).

Con otras palabras, por qué vivir aceptando el perverso dogma que muchos funcionarios públicos han de ser, nomás luego, los peces grandes – con inmoral remuneración a costa del pueblo – que para seguir moviéndose deben comerse a los peces chicos – escuálido y desnutrido sueldo de la mayoría. Es decir, el fuerte devora al débil para mantener sus fuerzas…¿Es este el anti-Paraguay que queremos?

Finalmente, ¿seguiremos con el ¡viva Paraguay! para que todo siga igual; para que sigamos siendo ciudadanos acríticos; sin saber o sabiendo, que no es lo mismo el Paraguay de estafadores de ilusión, que viven para su vientre y su vientre vive para ellos…sin atinar, al menos, a cortar el vicioso círculo…. que uno es el Paraguay y que otro, es el anti Paraguay?

Apostemos por aquella recordada idea: “Paraguay jaipotava, ñandé mante jajapota” Pulvericemos la maligna guarida social que hemos construido: “la del querer siempre y cada vez más, al punto de participar de la loca carrera del adquirir y ostentar más…. en el menor tiempo posible… sin interesar los medios”.

Comamos lo que necesitamos, no lo que deseamos con angurria. Respetemos y ayudemos al otro, viviendo con sabrosa armonía, silvando nuestras dulces polcas y guaranias…disfrutemos de nuestras buenas costumbres y de nuestro bendecido suelo. ¿No es de este Paraguay que queremos decir Mi Patria soñada? ¿Qué esperamos?

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