Lecciones de vida
En su ensayo El Personalismo, Mounier escribe: “Por encima de las personas ya no reina la tiranía abstracta de un
Destino, de un cielo de ideas o de un Pensamiento impersonal… sino de un Dios
personal….
Un
Dios que dio su persona para asumir y transfigurar la condición humana y que
propone a cada persona una relación singular de intimidad, una participación en
su divinidad”
Entre los filósofos personalistas más
relevantes se encuentran Jacques Maritain, Karol Wojtyla, Romano Guardini,
Gabriel Marcel, Dietrich von Hildebrandt, E. Mounier o Julián Marías, quienes
frente al relativismo y positivismo piensan que el hombre tiene la capacidad de
conocer una verdad que, al mismo tiempo trasciende… (cfr. José R. Ayllón –
“Introducción a la Ética” p. 116).
Lamentablemente, en el mundo tecnita, no
se acaba de comprender que las relaciones entre “poras-terrícolas” son
fundamentos de la vida social y que éstas, deben estar al servicio de personas
concretas (alguien) y no de ideología o ciertas fuerzas colectivas, como marea
de futbólatras o partidistas, por ejemplo.
A su vez, la persona no debe ser un mero
receptor egoísta sino que, debe poner su esfuerzo al servicio de los demás.
Entonces, lo radicalmente importante no es ni la sociedad ni el individuo, sino
la persona
en relación con los demás. (p. 117).
Tal vez por ello, la persona parece nada
en un mundo de guerras, guerrillas, tumulto callejero, desorden, secuestros y
muertes, como de tantos exiliados económicos o políticos en su propio suelo.
Y toda persona nace en una familia, en
consecuencia, la familia debe volver a vivir con radicalidad el evangelio que
dice conocer y amar…. y que para tantísimos, es signo de enojo, contradicción y
escándalo. (cfr. Mateo 10 34-42; 11-1).
El Maestro nos pide un amor por encima
de todas las cosas – a veces – hasta renunciar al amor de una familia, si de
seguirle se trata. Es la capacidad de darnos –donarnos-don-acción (donación). Es
decir, en palabras de Mounier: “Sólo se posee lo que se regala, lo que se da”.
El cambio y sanación de una sociedad comenzará por la familia. De no hacerlo así, jamás habrá cambio alguno.
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