¡Curiosa Miopía!
«Cuando a un
paciente se le informa que tiene cáncer, a menudo, la primera reacción es la
incredulidad. Al imaginar la posibilidad de nuestra propia muerte, el cerebro
se resiste. Como si la
muerte sólo pudiese llegar a los demás… Mientras no estamos enfermos, la vida
nos parece infinita, y creemos que siempre habrá tiempo para luchar por ser
felices…
Al dejar
siempre para mañana lo esencial, corremos el riesgo de que la vida se nos
escape sin que la hayamos disfrutado realmente. Es precisamente esta curiosa
miopía, estas vacilaciones, lo que a veces el cáncer viene a derribar. Al
devolver a la vida su auténtica fragilidad, le da nuevamente su verdadero
sentido.
“Algunas
semanas después de recibir el diagnóstico de cáncer en el cerebro, tuve el
extraño sentimiento de que acababan de quitarme unos lentes oscuros que me
impedían ver». ¿Es necesario tener una enfermedad grave para tomar conciencia
de lo que es nuestra vida? Algunos lo piensan, pero no debería ser así”.
Deberíamos
poder sacar una lección de la experiencia de los demás, por ejemplo de la de
este médico. Por encima de todo escuchemos el testimonio de la Biblia; ella
dice que nuestra vida es como una neblina (Santiago 4:14), pero que tiene una
dimensión eterna. Aunque frágil, es preciosa a los ojos de Dios, pues nos
creó a su imagen y desea nuestro bien.
Él nos ama. No
esperemos pasar por tiempos de prueba para acercarnos a él; detengámonos hoy
a fin de reflexionar y tener un encuentro con Dios, para escuchar a
Jesucristo y creer en él.
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He aquí, diste a
mis días término corto, y mi edad es como nada delante de ti; ciertamente es
completa vanidad todo hombre que vive. Ciertamente como una sombra es el hombre.
Salmo 39:5-6.
Por considerar de
utilidad para los amables lectores, transcribo este comentario enviado por mi apreciada cuñada Norma. Gracias por tantas
lecciones de sabrosa convivencia con Aquel que no puede contenerse por su Poder
y Gloria...¡El Señor Jesús!.
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