¿Qué entiendo…?
Aunque frecuentemente utilizado, existe,
al parecer, una necesidad de consenso para definirla. Se advierte tal
dificultad, en el colectivo y también en aula. La palabra “secularización”
viene del latín saeculum, que
originalmente significaba siglo.
En verdad, tenía razón Ortega y Gasset
al advertir: "¡Cuidado con los términos, que son los déspotas más duros
que la Humanidad padece!". Un estudio del lenguaje, por somero que sea,
nos revela que "las palabras son a menudo en la historia, más poderosas
que las cosas y los hechos". (Heidegger)
En latín eclesiástico, pasó a entender
como “mundo”. Secularización, por tanto, se entendía algo así como
“pasar de la Iglesia al mundo”.
La palabra secularización (con significado jurídico) aparece por primera vez
en 1648, en los tratados conocidos como “Paz de Westfalia”, que pusieron fin a
la Guerra de los Treinta Años. Se trataba entonces de la “secularización de los bienes eclesiásticos”, entendiéndose por tal
que ciertos territorios, pertenecientes a distintos monasterios, fueron
transferidos a Brandenburgo, es decir, pasaron de la Iglesia al “mundo”
En el S. XVIII, por secularización se entendía (por ejemplo) cuando los clérigos pasaban
a la condición laical, que era como pasar de la Iglesia al “mundo”. En el S.
XIX, el término recibió significado cultural. Muchas tareas realizadas por la
Iglesia, fueron asumidas por la sociedad. (Pasaron de la Iglesia al “mundo”).
Así las cosas, el Estado y la Sociedad
fueron secularizadas: hoy, el Estado ya
no está ligada a la religión, y en las sociedades modernas, no hace falta la
misma religión para vivir juntos, porque es suficiente ponerse de acuerdo en
unos objetivos apoyados en la razón y respeto mutuo entre ciudadanos,
cualquiera sea su creencia o no creencia.
También se habla de la secularización de
la economía. Antiguamente, – y cualquiera lo sabe – la economía guardaba
relación con lo sagrado. Fertilidad de la tierra, lluvia, sequía, siembra, etc,
requería de ritos sagrados. Incluso, a la unión sexual del rey con la pitonisa
se atribuía la fertilidad de los campos.
Hoy, en vez de agua bendita, los cultivadores
de soja y demás productos, prefieren “bendecir” sus grandes extensiones de
cultivo, con fertilizantes químicos – con mejores resultados, es decir, los
campos pasaron de la Iglesia al “mundo.
En sociedades medievales, la mayoría de
las instituciones - entre ellas la educativa– dependían de la Iglesia. Baste
recordar que los capuchinos fueron los primeros bomberos de París y el derecho
Catalán, reconoce a los Párrocos, funciones notariales.
Hoy ya no es así. La Iglesia ha ido
cediendo cada vez más protagonismo al Estado en los campos educativo,
sanitario, de servicios sociales. Hablamos entonces de secularización de las
instituciones, es decir, pasaron de “la Iglesia al mundo”.
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