lunes, 7 de julio de 2014

NUESTRA IGLESIA (Fin)

¡Hoy y siempre!


Todos deberíamos estar severamente comprometidos a cuidar y defender la verdadera Iglesia de Cristo, fundada sobre los Apóstoles, con Pedro a la cabeza. Como decía el Papa Francisco – cfr. anterior artículo:Les dejo un escrito de Carlo Carretto, con el que tal vez nos hayamos sentido identificados alguna vez…¡Qué criticable eres, Iglesia!. Sin embargo, ¡cuánto te amo! ¡Cuánto me has hecho sufrir!.Pero, ¡cuánto te debo!. Quisiera verte demolida; pero necesito de tu presencia” (…)


Los Obispos son los encargados de gobernar las diócesis bajo la autoridad del Papa. (CIC nº 1558ss) “Ejercitan potestad propia y son, en verdad, los jefes del pueblo que gobiernan, habida cuenta que los Obispos son los sucesores de los apóstoles, “pues el que tiene responsabilidades como dirigente de la Iglesia, está encargado de las cosas de Dios”. (Carta de S. Pablo a Tito, 1-7).

Recuerdo con gratitud y cariño las palabras del P. Guillermo Boumans – hace décadas: “Si de verdad te consideras servidor de Dios en los hermanos, debes hacer con humildad todo lo que te pidan, siempre y cuando  no te manden hacer algo contra los Diez Mandamientos

Ciertamente, la Iglesia - pueblo de Dios, todos los bautizados, jerarquía y laicos - no está exenta de debilidades y flaquezas, y no pocas veces sus miembros, hemos traicionado la noble misión – de sacerdote, profeta y rey – que nos ha comprometido el bautismo. Así las cosas, no pocas veces, en vez de ser luz del mundo y sal de la tierra, hemos sido, impedimento de la verdad (cfr. Romanos. 1, 18).

¿Por qué no dejamos al Cardenal Santos Abril y Castelló y al Obispo Luis Tróccoli, enviados del Vaticano, hacer su tarea, mientras nosotros doblamos rodillas, solicitando en primer lugar, redención de nuestros pecados individuales y acto seguido, clamar al Padre por el pronto regreso de la Paz de Cristo en nuestra Diócesis?. Esto es prudencia, no cobardía.

Que haya disparidad de criterios entre la feligresía católica local, por ignorancia, animadversión, o por el motivo que fuera, es natural - digo natural, no que deseable. Por tanto, dejemos a los emisarios de la Santa Sede, echar luz sobre el tema.

“Por disposición del mismo Cristo, la Iglesia no es una sociedad multitudinaria y amorfa; es un organismo vivo, estructurado y jerárquico. Distinguimos la Jerarquía eclesial con sus altos poderes de magisterio, liturgia y regimiento de vida, y por otra parte, está el Laicado, ese inmenso pueblo de cristianos, sujetos y fieles al Espíritu Santo y a la conducción apostólica del Papa, los obispos y los presbíteros, al decir del maestro S. Núñez.

En la celebración Eucarística pedimos ser inundados por la Paz de Cristo. La madre Angélica nos recuerda que el Señor nos pide que pidamos perdón y perdonemos, pero jamás nos ha pedido que deseemos hacerlo (…), porque si esperamos que aparezca en nosotros el instinto “maternal” de perdonar, esperaremos mucho tiempo.

Somos seguidores de Cristo, luego no nos queda seguir su ejemplo, porque como dice San Juan Pablo II, “El mundo de los hombres no puede hacerse cada vez más humano si no introducimos el perdón, que es esencia del Evangelio, en las relaciones de unos con otros” Lo maravilloso del perdón no es que liberemos al otro de una culpa, sino que nos liberamos a nosotros de un resentimiento. (cfr. Jorge Loring “Para Salvarte” p. 388). ¡Viva nuestra Iglesia, hoy y siempre! 

No hay comentarios:

Publicar un comentario