No al fútbol idiotizante…
El diario anarquista La
Protesta escribía en 1917 contra la “perniciosa idiotización a través del
pateo reiterado de un objeto redondo”. Comparaban,
por sus efectos, al fútbol con la religión, sintetizando su crítica en el lema:
“misa y pelota: la peor droga para los pueblos”. ¿Hay punto de comparación veraz
entre una celebración eucarística y un violento espectáculo de masas?
Si el fútbol, como juego
comunitario ejercita comunicación y esfuerzo hacia el logro del bien común, construyendo
armonía, respeto y hermandad, bienvenido sea, entonces, sí, es válidamente
comparable con una misa. Pero si
constituye espectáculo,
que fanatiza irracionalmente a las masas, provocando caos, dolor y muerte, ¿con
qué comparar?.
“El fútbol es una
actividad política. El prestigio y autoestima de la ciudad o país al que
representa crece cuando un equipo gana, fenómeno que con frecuencia es
aprovechado por las personas que detentan el poder”, expuso Manuel Quijano
Torres, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM. (Boletín UNAM-DGCS-357 Ciudad Universitaria. 13 de junio
de 2010).
Se afirma que el balompié es capaz de
hermanar a los pueblos; sin embargo, hay evidencias de lo contrario, pues este
deporte ha llegado a desencadenar verdaderas guerras, como la registrada en
1969, entre Honduras y El Salvador, cuando las dos naciones buscaban clasificar
para la copa México 70.
La Guerra del fútbol o la Guerra
de las 100 horas fue llamada así por la coincidencia de este hecho con
los derivados de un partido de fútbol que enfrentó a las selecciones nacionales
de El Salvador
y Honduras,
con motivo de las eliminatorias para la Copa Mundial de Fútbol de 1970.
El nombre con el que se conoce a esta guerra fue acuñado por el reportero
polaco Ryszard Kapuściński.
Las fricciones que iniciaron en la
calle, terminaron por provocar escozor en los círculos diplomáticos,
ocasionando que 11 mil salvadoreños fueran expulsados de Honduras.
En represalia, automotores militares de El Salvador fueron despachados más allá de sus fronteras, al tiempo que una flota de aviones bombardeaba los principales puertos hondureños.
Hoy la prensa en general informa que “la afición brasilera no pudo con la frustración de ver a su selección fuera y humillada en la Copa del Mundo Brasil 2014, lo que generó una serie de desmanes en diversas partes de esta ciudad, entre autobuses incendiados y una tienda saqueada”. (…)
En represalia, automotores militares de El Salvador fueron despachados más allá de sus fronteras, al tiempo que una flota de aviones bombardeaba los principales puertos hondureños.
Hoy la prensa en general informa que “la afición brasilera no pudo con la frustración de ver a su selección fuera y humillada en la Copa del Mundo Brasil 2014, lo que generó una serie de desmanes en diversas partes de esta ciudad, entre autobuses incendiados y una tienda saqueada”. (…)
“Las banderas de Brasil fueron las
primeras víctimas de esta situación, sin embargo, no quedó ahí, ya que en
diversas zonas de Sao Paulo se registraron incidentes. En el sur, un garaje de autobuses fue
incendiado, sin que se precisaran el número de unidades que han
sido consumidas por el fuego”.
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